La obesidad es un problema que se debe a un desequilibrio entre el aporte calórico de la dieta y su utilización. Su elevada incidencia en los países industrializados se debe a un aumento progresivo del consumo de grasas y azúcares refinados, que es significativamente mayor en las personas obesas, acompañado de una disminución de la ingesta de verdura y fruta, lo que condiciona un déficit de fibra en la dieta. Las únicas medidas para el tratamiento de la obesidad son la restricción calórica y el ejercicio físico. La fibra ayuda a controlar la ingesta calórica por diversos mecanismos.
La ingesta de fibra puede ayudar en lo siguiente:
La elevada capacidad de la fibra para retener agua y su bajo poder energético contribuyen a disminuir la densidad calórica de la dieta.Los alimentos ricos en fibra necesitan una mayor masticación y, por lo tanto, un mayor tiempo para su ingestión. Esta mayor masticación, a la vez, estimula la secreción de saliva y de jugo gástrico, que favorecen la sensación de saciedad.
La obesidad y el sobrepeso están estrechamente relacionados con:
- El incremento en los índices de hipertensión y colesterol.
- La prevalencia de diabetes mellitus tipo II.
- Diversas enfermedades del cerebro.
- Enfermedades cardiovasculares.
- El padecimiento de osteoartritis.
- La presencia de múltiples desórdenes del sueño.
- Cáncer de colón, mama, endometrio, vesícula, entre otros.
- Desórdenes del sistema reproductor.
Sintetizando, el riesgo para los obesos de padecer varios tipos de cáncer y otras enfermedades puede duplicarse o, en el caso de la diabetes tipo II, inclusive triplicarse contra aquellas personas con un peso normal.
Cambios que generan obesidad
Hoy en día la dieta ha cambiado: es cada vez más común, por ejemplo, la ingesta de alimentos provenientes de establecimientos con comida para llevar; así mismo, la ingesta de productos ricos en grasas, edulcorantes calóricos y de origen animal y el bajo consumo de fibra proveniente de frutas, verduras o cereales integrales, significa un problema sustancial. La obesidad es el resultado entre el consumo excesivo de energía alimentaria y su gasto; por lo anterior, la única forma de prevenir o tratar la obesidad es reducir el consumo calórico y el ejercicio. El disminuir el tamaño de las porciones en cada comida como una variable X y aumentar la actividad física como una variable Y, hacen que la ecuación se incline más hacia una vida saludable.
Papel de la fibra en la obesidad
La fibra dietética o alimentaria es un poderoso aliado para prevenir o enfrentar la obesidad. Una de las recomendaciones que se hacen en relación con la dieta diaria, es precisamente sustituir alimentos ricos en grasas y azúcar por aquellos con alto contenido en fibra alimentaria, la cual se obtiene del consumo de frutas enteras, vegetales de hojas, cereales integrales, frijoles sin colar y viandas.
Los alimentos ricos en fibra, además, tienen la capacidad de retener agua y requerir de una mayor masticación y salivación; es por ello que éstos provocan saciedad.
La fibra produce una disminución del vaciado gástrico y, por ende, retraso en los deseos de ingerir alimento; aunque aisladamente ésta no protege del cáncer colorrectal, los estudios epidemiológicos señalan que las dietas ricas en fibra contienen micronutrientes protectores del cáncer. Asimismo la ingesta de fibra alimentaria, particularmente en estado soluble, mejora el control de la glucemia, disminuye la hiperinsulinemia y las concentraciones plasmáticas de lípidos en los diabéticos tipo 2, lo cual confiere un perfil idóneo de protección cardiovascular.
Recomendaciones
La recomendación en consumo de fibra para los adolescentes y adultos es de 20 a 35 gramos por día. Para los niños, al no poder ingerir las calorías suficientes para alcanzar esta cifra, se recomienda la inclusión en su dieta de granos integrales, frutas frescas y otros alimentos ricos en fibra. Para asegurar su adecuada ingesta, se deben consumir alimentos crudos o cocidos entre los que figuran frutas, verduras, granos integrales, cereales y legumbres. Cabe mencionar, que el agua ayuda al paso de la fibra, a través del sistema digestivo; por lo anterior se debe consumir diariamente la dosis mínima recomendada, es decir, dos litros. Pelar los alimentos puede significar una reducción en la cantidad de fibra yacente en frutas y verduras.