Con el verano seguramente muchos nos apresuramos a bajar de peso y nos sometimos a dietas estrictas para lograrlo, el gran problema viene después . Una vez que terminamos con la dieta es muy común volver a recuperar el peso perdido rápidamente. Por eso, hoy vamos a darte algunos consejos prácticos para evitar que esto suceda.
Primero que nada vamos a entender por qué sucede esto, en la mayoría de los casos no se completan las dietas que se empiezan. Muchas veces esto sucede porque se pasa mucha hambre, porque no se nota la pérdida de peso, porque la dieta era demasiado larga o por ser poco variada. Por esta razón es importante a la hora de elegir una dieta que involucre varios alimentos diferentes y que no sea demasiado estricta.
Por otro lado, el aumento de peso generalmente sucede porque al terminar con la dieta se sufre un descontrol alimenticio, es decir, comemos más de lo que deberíamos, lo cual no se apoya con ejercicio. Otra posible razón es nuestro metabolismo, hay que tener en cuenta que todos tenemos diferente cuerpo, por lo que las dietas no tienen los mismos resultados en todas las personas.
Queremos destacar la importancia de evitar hacer cambios abruptos en nuestra alimentación, ya que el subir y bajar de peso constantemente tiene efectos muy perjudiciales en nuestra salud. Lo ideal es cuidar de nuestra alimentación todo el año, manteniendo hábitos alimenticios saludables siempre. De esta forma evitaremos subir de peso y podremos disfrutar de mejor salud.
Retirar las toxinas.
Debemos eliminar de nuestra cocina todos los alimentos procesados y los químicos sintéticos que han alterado el metabolismo. Igualmente, retirar algunos alimentos naturales que tienen un impacto negativo sobre nuestras hormonas.
Agregar a la dieta alimentos integrales y frescos.
Estos optimizan las hormonas. Concentrarnos en recuperar los grupos alimenticios que hacen trabajar nuestras hormonas quemadoras de grasa y que suprimen las hormonas que las almacenan. Cada uno de estos alimentos ayuda a tonificar los músculos, suaviza la piel, eleva la energía y ayuda a prevenir enfermedades y afecciones peligrosas como el cáncer, las deficiencias cardiacas, diabetes, el síndrome metabólico, presión arterial, etc.
Cuida los horarios, raciones y niveles de estrés.
Idear un plan personalizado fácil de seguir para ayudar a reequilibrar el consumo de alimentos y mantener el nivel de azúcar en la sangre balanceado y tener energía durante el día sin hambre ni antojos.
Debemos aprender a consumir alimentos de manera que eleven la liberación óptima de hormonas, asegurándonos de obtener los nutrientes apropiados en raciones adecuadas para apoyar nuestro metabolismo. La relajación y el descanso tambien tienen un impacto mayor en el equilibrio hormonal, por lo tanto es necesario aprender a manejar el inevitable estrés y las horas de sueño.
Para conseguir todo lo antes mencionado en primer lugar debemos hacer un plan para ingerir alimentación sencilla, real y de procedencia natural. Ello implica comer frutos y vegetales de cultivo orgánico, carne de animales alimentados con pasto, pescado fresco, pollo orgánico, cereales integrales, nueces, granos y semillas.
Retirar alimentos.
Las grasas hidrogenadas, granos refinados, endulzantes artificiales, colorantes y glutamatos; y reduce el consumo de vegetales almidonados, frutas tropicales deshidratadas o enlatadas, productos lácteos (leche entera) y carnes con grasa, alimentos enlatados, cafeína, y de alcohol.
Convierte en indispensables en tu dieta alimentos como legumbres, cebolla, bayas, frutas y vegetales coloridos, incluyendo los de hojas verde oscuro, carne sin grasa, huevos, nueces y semillas, productos lácteos semi-desnatados y granos integrales.
Reequilibra tu energía.
Desayuna, comiendo cada cuatro horas, pero evitando hacerlo después de las nueve de la noche, tampoco debes consumir un exceso de carbohibratos por la noche.