Los riñones son una compleja maquinaria que procesan a diario alrededor de 180 litros de sangre para eliminar productos desechos del metabolismo y exceso de agua y sales en aproximadamente 2 litros de líquido que se convierten en orina.
Otra de sus tareas esenciales es mantener constante la concentración de sales y de agua de los líquidos corporales. Si no hay un funcionamiento correcto en su labor, se pueden producir alteraciones muy graves.
Para tener un buen cuidado de la salud de nuestros riñones te proponemos seguir estos diez consejos:
1. Controlar nuestro peso, que debe de ser el adecuado y para saberlo, puedes hacer el cálculo del índice de masa corporal. La obesidad es un factor de riesgo.
2. Control de la presión arterial. Si es elevada puede afectar a los tejidos renales y al corazón. Para controlar la presión es recomendable consumir frutas, verduras, agua y frutos secos.
3. Reducir la ingesta de sodio.
4. Limita la ingesta de sal en tu dieta.
5. Beber mucha agua. Lo más aconsejable es que sean dos litros diarios como se suele recomendar ya que te ayudarán a filtrar y a depurar los riñones.
6. Realizar ejercicio de manera habitual y en definitiva tener una vida activa.
7. Evitar fumar y la bebida alcohólica.
8. El consumo de analgésicos debe de hacerse sólo si hay una preinscripción médica. Si se consumen en exceso, pueden dañar tu salud.
9. Hay que estar alerta de ciertos síntomas como el dolor constante en uno de los costados de tu cuerpo, los ronquidos u orinar sangre. Si te ocurre alguna de estas cosas, debes de acudir a un especialista cuanto antes.
10. También hay que prestar atención a las posibles infecciones urinarias y para ello hay que tener una higiene genital correcta.
La sandía es considerada la fruta del riñón, ya que su jugo ayuda a limpiar los tejidos y la sangre, aunque se debe consumir lo más fresca posible. Una vez abierta se degenera rápidamente y produce toxinas. Otras frutas que son diuréticas y que brindan los mismos beneficios que la sandía son las alcachofas, uvas y manzanas.
Las personas que tienen colesterol alto son más propensas a desarrollar daño renal. En caso de insuficiencia renal, una reducción en el consumo de grasas favorecería a una lenta evolución de la misma. Algo similar ocurre con las personas diabéticas, en las que es fundamental una ingestión limitada de azúcares.
Los alimentos que más hacen trabajar a los riñones para su eliminación son las proteínas que se encuentran, sobre todo, en la carne, el pescado y los huevos.
Se debe beber mucha agua excepto en aquellos casos en los que por la enfermedad renal se orine poco y se esté muy hinchado. Para que el organismo funcione correctamente se deben tomar dos litros y medio al día.
Evitar el tabaquismo. Fumar hace disminuir la llegada de sangre a los riñones. Además ayuda al desarrollo de cáncer de riñón.
Las variables a tener en cuenta
Proteínas. Si bien las proteínas son importantes para el organismo, se ha demostrado que restringirlas moderadamente disminuye la velocidad de pérdida de la función renal. La proteína proviene sobre todo de la carne, lácteos y huevos. Los riñones sanos retiran de la sangre los desechos metabólicos tóxicos derivados de las proteínas, tarea que se dificulta en forma progresiva con el empeoramiento de la función renal.
Colesterol. La ingesta de dietas ricas en grasas animales, que contienen cantidades elevadas de colesterol, tienden a aumentar sus cifras en sangre por encima de valores seguros. El colesterol se acumula en la pared de los vasos sanguíneos, generando trastornos para el flujo sanguíneo en distintos territorios vasculares, entre ellos las arterias renales, provocando isquemia.
Sodio. Es una sustancia química encontrada fundamentalmente en la sal común de mesa. Las dietas ricas en sodio pueden elevar la tensión arterial y/o empeorar la hipertensión preexistente, por lo que conviene limitar el consumo de alimentos que lo contengan en altas concentraciones. Entre esos alimentos están los enlatados o elaborados.
Potasio. Es un mineral que se encuentra en forma natural en frutas y verduras como la papa, la banana, las frutas secas, las arvejas y las nueces. Los riñones sanos retiran el exceso potasio del organismo. Los riñones enfermos pueden sufrir grandes limitaciones para hacerlo y, con una función renal muy deficiente, las altas concentraciones de potasio pueden afectar el ritmo del corazón.
Calcio y Fósforo. Ambos minerales son constituyentes importantes del hueso, contribuyendo a su solidez. La insuficiencia renal, a través de cambios endócrinos que afectan la deposición ósea de estos minerales, provoca una debilidad progresiva de los mismos, condicionando un aumento en el riesgo de fracturas óseas.
Muy Buenos los comentarios
Muy bueno el comentario de la dieta para cuidar el riñòn, felicitaciones, todos los artìculos don muy buenos.