Bien sabido es que la leche es laprincipal fuente de Calcio y vitaminas A, B y D.
El consumo de ella y sus derivados, como quesos y yoghurt completan una dieta en la que estos componentes son indispensables para que nuestro organismo funcione de manera saludable.
Los lácteos (leche, yogur, quesos…) son una buena fuente de calcio, de proteínas de alta calidad, vitamina B2 o riboflavina, retinol y vitamina D, especialmente los lácteos enteros. Los desnatados tienen menos grasa, menos calorías, pero también menor cantidad de vitaminas liposolubles (retinol y vitamina D), aunque algunos están enriquecidos con estas vitaminas.La leche es el alimento más completo pues contiene casi todos los nutrientes esenciales para el hombre. Sin embargo carece de vitamina C, fibra y hierro. Tiene un alto porcentaje de agua (88%) que puede contribuir significativamente a las recomendaciones de la ingesta líquida. Su rendimiento energético, cuando se trata de leche entera, es de tan sólo 65 kcal/100 ml de leche.
Aporte nutricional de la leche (200 ml leche entera)130 kcal6,6 g proteína7,4 g grasa10 g hidratos de carbono242 mg calcio0,36 mg vitamina B270 mcg retinolEl yogur, cuyo consumo en España ha aumentado extraordinariamente en los últimos años, tiene un valor nutritivo similar al de la leche de la que procede, excepto en el caso de que se le añada azúcar o grasa o cualquier otro componente: frutas, frutos secos, etc., que aumentará su valor energético. Los quesos, frescos o curados, pueden ser también un componente del desayuno.Es interesante poner de relieve la importancia del desayuno en el suministro de algunos nutrientes y, concretamente, de calcio que procede principalmente de los lácteos.
Para muchas personas, el consumo de lácteos (principal fuente de calcio) está asociado con el desayuno, de manera que si éste no se realiza, podrían producirse deficiencias de este nutriente que repercutirían en la salud (alteraciones del crecimiento, osteoporosis, etc.).
Ventajas de los lácteos:– Aportan apreciables cantidades de proteínas, calcio, fósforo, riboflavina y retinol y también, aunque en menor medida, de tiamina, folato, niacina, vitamina B12, D, magnesio y cinc.
– Previenen la desmineralización de dientes y huesos y, por tanto, evitan las fracturas.- Algunos prácticamente no requieren masticación.- Fácil conservación.- Fácil uso.- Alto aporte de agua.
La leche desnatada aporta los mismos nutrientes que la entera, excepto la grasa. Es algo que ya todo el mundo sabe, sin embargo, la leche sin grasa o con un contenido bajo debería estar indicada a niños con problemas de obesidad, según los pediatras.
Hay que tener en cuenta que los niños españoles suelen poseer un exceso de grasa y la leche aporta una cuarta parte de ésta. En Europa está erigiéndose como alternativa a los productos lácteos enteros, los desnatados para los menores, pero sólo para aquellos que tengan más peso del normal.
El yogur aunque esencialmente el yogur no es otra cosa que leche, es mucho más nutritivo, además de aportar sólidos no grasos y más cantidad de calcio. Es, además, una buena solución para contrarrestar la agresividad de los tratamientos con antibióticos, ya que refuerzan la flora intestinal.
El yogur es recomendable para las personas con intolerancia a la lactosa, ya que posee una serie de fermentos que ayudan a digerirla metabolizarla. Además los desnatados son los mejores alimentos para las dietas y para las personas que deseen controlar su colesterol. Los yogures bajos en grasas no sólo tienen menos calorías, sino que pueden sustituir a otros alimentos como la mayonesa, crema agria y queso crema.
Este producto lácteo es uno de los preferidos por los españoles, ya que cada habitante consume al año doce kilos de media. Es sobre todo muy popular en las ciudades, más que en los pueblos, y entre los niños, las mujeres y los mayores de 65 años, que son los grupos de población más aficionados su consumo.
Este alimento tiene una antigüedad de cuatro mil años y está muy ligado a la dieta mediterránea: un yogur similar al que se toma hoy nació en las cocinas de Turquía y Bulgaria y fue adoptado por los hunos, quienes lo dejaban fermentar, y con el que elaboraban un postre con frutos secos molidos, nueces y almendras.