Azúcar y problemas de corazón. Un exceso de alimentos ricos en azúcares, como ser: bebidas carbonatadas, bollería, dulces, etc; incrementa las probabilidades de padecer problemas cardíacos, dislipidemia, diabetes tipo 2 y síndrome metabólico.
Cuando la sangre tiene un nivel de azúcar muy alto lo convierte en triglicéridos por el hígado, grasa que termina acumulandose en los vasos capilares dañadolos progresivamente. Lo mismo pasa con las paredes de venas y arterias, lo que hace que se adhieran de forma más sencilla el colesterol formando placas, las cuales impiden que la sangre fluya a través de ellas. Lo que provoca un alto riesgo de enfermedad cardíaca y es factor previo a infartos.
La Asociación Americana del Corazón (AHA) ante el incremento en el consumo de azúcares, advierte sobre los inconvenientes que esto acarrea.
Un exceso de azúcares en la dieta puede ocasionar alteraciones en el metabolismo de los lípidos y de la glucosa, obesidad y déficits de nutrientes esenciales; por otro lado el efecto del azúcar en los lípidos sanguíneos genera complicaciones severas en la salud del corazón.
La dislipidemia aterogénica se caracteriza por colesterol malo elevado (LDL) y bajas concentraciones de colesterol bueno (HDL). Por otro lado la aterosclerosis genera un engrosamiento de las capas internas de las arterias a causa de los depósitos de material graso y desechos metabólicos, lo que ocasiona inconvenientes en la circulación de la sangre y por consiguiente peligro de infarto.
Para evitar este tipo de complicaciones, la dieta diaria debe contener sólo 100-150 Kcal provenientes de los azúcares, lo que equivale a 25-37,5 gramos de azúcar molida.
El exceso de azúcar en la sangre se convierte en triglicéridos por el hígado, los cuales de forma progresiva dañan los vasos sanguíneos. El alto contenido de triglicéridos en la sangre daña las paredes de venas y arterias, lo que hace que se pegue de forma más fácil el colesterol formando placas, las cuales impiden el libre flujo de la sangre a través de ellas. Esta condición aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca y es factor previo a infartos.
Los bizcochos, galletas, helados, chocolates, refrescos, zumos, bebidas energéticas e isotónicas, entre otros, son las principales fuentes de azúcar añadido.
Normalmente, se aconseja que no más del 10% del total de la calorías de la dieta provenga de azúcares simples, lo cual se traduce a un máximo de 25 – 30 g de azúcar al día, que es el equivalente a unas 5 – 6 cucharaditas diarias, cantidad que es superada ampliamente por el consumo promedio habitual.
MAYOR RIESGO DE PADECER CÁNCER
Consumir mucha azúcar puede provocar la llamada resistencia a la insulina, cuadro que ha sido vinculado por múltiples estudios con el cáncer.
Una investigación encontró que los azúcares en el intestino activan la formación de una hormona llamada GIP (controlado por una proteína llamada β-catenina que es completamente dependiente de los niveles de azúcar), que a su vez, aumenta la insulina liberada por el páncreas. Los investigadores encontraron que la β-catenina puede provocar que las células sean más susceptibles a la formación de algún tipo de cáncer.