Tener una buena higiene es sumamente importante, y es algo que debe comenzar a una edad temprana. Los niños son un poco vagos con esto, pero se debe corregir la mala actitud hacia el cuidado personal desde que son pequeños para que siempre recuerden cuidarse una vez que sean adultos.
El aseo personal en niños debe ser una rutina diaria donde hagan todo lo necesario para estar limpios, oler bien, sentirse bien y estar lindos siempre. Debemos enseñarle que si no cuidamos nuestra higiene podemos enfrentar problemas de salud que no deberían aparecer.
Una de las costumbres más importantes y fundamentales para evitar que nos contagiemos de enfermedades es lavar las manos, especialmente en los niños que tienen la costumbre de tocar todo lo que encuentran y llevarse la mano a la boca sin importar nada. Demuestra que necesitan limpiar las manos cada vez que toquen cosas inadecuadas y que antes de comer necesitan limpiarse.
La higiene personal no solo abarca la ducha sino que debemos preocuparnos de otros aspectos.
La higiene bucal es muy importante a dos niveles: a efectos estéticos y a efectos de salud. Mantener una boca limpia es evitar problemas de caries, sarro y otros futuros problemas en la boca. Hay que acostumbrarles a cepillarse los dientes después de cada comida, y enseñarles a hacerlo de forma correcta. En el caso de no saber como hacerlo lo mejor es consultar con nuestro dentista para que él nos de las pautas a seguir. Es recomendable visitar al odontólogo (dentista) al menos una vez al año para que revise el estado de su dentadura.
Podemos dar otras cuantas normas para mantener una buena higiene personal y mostrarnos siempre limpios y aseados:
.- Antes de comer siempre debemos lavarnos las manos.
.- Después de cualquier comida, lavarse los dientes.
.- Mantener siempre las uñas limpias y en perfecto estado. Nada de morderse las uñas; es muy feo y además se estropean. Lo mismo para las pieles y otros pellejitos de los dedos o las manos. No se muerden. Si te molestan se cortan con una tijera.
1. Cepillarse los dientes
Iniciarles en el cepillado de dientes no suele costar mucho esfuerzo.
- Para empezar, se lo pueden tomar como un juego frente al espejo: consiste en sacar la lengua, abrir mucho la boca y usar el cepillo dentro de ella.
- Se les puede recordar que la higiene bucal es una tarea de mayores, con artilugios de mayores, y él, que ya es mayor, puede empezar a usarlos. A todos los niños pequeños les entusiasma esta idea.
- Hay que dejarles que lo intenten, incluso con algo de pasta con flúor, aunque papá y mamá les ayuden.
- Se les puede explicar, con mucha paciencia, que el cepillo debe ir de arriba abajo y que también deben cepillarse la lengua. Puede que no sigan las instrucciones al pie de la letra, pero se irán quedando con el mensaje
Lavarse las manos
- Es fundamental que empiece a lavarse las manos antes de cada comida, y ya tiene destreza para hacerlo, aunque los padres deban vigilar si se enjabona y aclara bien. A diario, el pequeño se está poniendo en contacto con unos 100 tipos diferentes de rinovirus (los que pueden producir infecciones), entre otros muchos microorganismos infecciosos.
- Los podemos estimular con jabones con formas divertidas o de colores y olores.
- Hay que ponerle las cosas fáciles: un taburete que le ayude a alcanzar el lavabo con facilidad o unas toallas a su altura
- Ya pueden empezar a enjabonarse ellos mismos por delante, aunque no lo hagan del todo bien y tarden mucho más que si lo hiciéramos nosotros.
- Para que vayan mejorando, lo mejor es pedirles que lo hagan por partes: primero las piernas, luego los brazos, después la tripa. De esta forma, les ayudamos, además, a desarrollar en su mente el esquema corporal, es decir, a que tengan una imagen real de su cuerpo
- No se trata de que se conviertan en expertos peluqueros, sino de que incluyan el cepillado en su rutina. Aunque ya son capaces de sujetar el peine y pasárselo más o menos por el pelo, aún lo hacen con cierta dificultad. Mientras ensayan todos los días en frente del espejo, también practican su habilidad manual.
- Para que ensayen, los padres pueden dejar que su hijo haga de peluquero con ellos o con algún muñeco (les es más fácil peinar a otras personas que a ellos mismos por la posición que deben adoptar sus brazos). Realizar la tarea delante de un espejo, donde podrán jugar y ver cómo quedan, les resultará más divertido.