¡Muy bien! Has tomado la decisión de incorporar la actividad física en tu rutina. Ahora, te encuentras en la búsqueda de un entrenador personal que te guíe en los entrenamientos. Si atraviesas esa situación, has llegado al artículo indicado: te enseñaremos un par de consejos para tener en cuenta en el momento de elegir nuestro entrenador personal.
Un entrenador que se dedique exclusivamente a nosotros es una muy buena idea, pues tenemos toda su atención para que nos enseñe una rutina de ejercicios de acuerdo a nuestras condiciones y nos corrija en caso de complicaciones. No obstante, tenemos que asegurarnos que ese entrenador sea una persona de confianza y preparada, pues aquí está en juego la salud.
1) Asegúrate de que tu entrenador posea algún tipo de certificación o habilitación
Sabemos que los papeles no lo son todo, pero a la hora de decidir, la experiencia y los conocimientos que proporcionan un estudio metódico del arte delejercicio son fundamentales para que la persona en cuestión no sólo posea el saber necesario sino que sea capaz de transmitírtelo.
2) Asegúrate de obtener buenas referencias
Si tu futuro entrenador es una persona a la que le cuesta tomar nuevos clientes por falta de horarios disponibles, es una buena señal: significa que muchos son los que quieren ser supervisados por él o ella. Si tienes dudas, no vaciles a la hora de pedir referencias sobre su trabajo con particulares o empresas. Los clientes satisfechos o descontentos pueden inclinar la balanza de tu decisión en su favor o en su contra.
3) Asegúrate de que comprenda tus objetivos y plazos: hazte escuchar
Tu entrenador debe ser capaz de adaptar tus conocimientos al nivel en el que tú estás trabajando, nunca al revés. Si eres un principiante absoluto que jamás ha visto una mancuerna , debe ser capaz de explicarte los pasos a seguir para comenzar un programa de ejercicios y negociar objetivos y plazos realistas; desconfía de quienes prometen que te transformarás en un campeón olímpico en un año sin esfuerzo y comiendo todo lo que deseas. Asimismo, si tu nivel es intermedio o avanzado, o estás entrenando para alguna competición, también debe poder guiarte hacia objetivos más complejos.
4) Pídele una clase de demostración
Muchas veces el precio de la clase de entrenamiento personal es menor si se contrata un paquete por determinado número de clases (por ejemplo, dos veces a la semana u ocho al mes) y se abona por adelantado. Una buena forma de comprobar si el estilo de tu entrenador es el que buscas para ti es solicitando una clase de demostración (algunos entrenadores la ofrecen sin cargo, otros no) en la que despejes tus últimas dudas.
5) La decisión final: la comunicación
De nada sirve si tu entrenador es un experto en la materia pero su trato es demasiado cercano o demasiado lejano para tu gusto, o si existen problemas de química personal o comunicacionales. La relación con tu entrenador personal no tiene por qué ser de amistad, pero durante los próximos meses será una persona importante en tu vida a la que verás con asiduidad y a la que confiarás en parte tu salud y tu aspecto físico. Es esencial que exista armonía en la relación, así como también una comunicación fluida y la posibilidad de adaptarse a los retos que implica la dificultad creciente del entrenamiento en un gimnasio.