El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que se manifiesta por una pérdida progresiva de la memoria y de otras capacidades mentales a medida que las células nerviosas mueren, atrofiándose diferentes partes del cerebro. También aparecen deterioros a nivel cognitivo y trastornos de la conducta.
Afecta entre un 10% y un 15% de la población mayor de 65 años y por encima del 50% en los que superan los 85 años. Desde que se empezó a conocer esta enfermedad, numeroso estudios han tratado de buscar su origen, se la ha relacionado con procesos inflamatorios, con la posibilidad de que fuese un bacilo “Clamidia Pneumoniae” alojado en el hipocampo y la corteza cerebral, otro estudio lo relaciona con el virus del herpes simple tipo 1 (HSV1), y muestran evidencias de que cuando el sistema inmune está débil se instala.
La lucha contra esta terrible enfermedad se mantiene constante, hace unos años apareció una corriente que aseguraba que el uso de manera prolongada de AINES (antiinflamatorios no esteroideos) prevenía contra la aparición del alzheimer. Al parecer las personas que lo padecen desarrollan en el cerebro una especie de placas que son las que bloquearían las neuronas. Al parecer los antiinflamatorios eran capaces de crear un recubrimiento para las neuronas diferente al que se había encontrado en los enfermos. Se dieron cuenta, que un gran número de enfermos que padecían reuma y que por lo tanto tomaban antiinflamatorios como ibuprofeno no desarrollaban la
enfermedad. Se empezó a llamar a médicos que trataban esta misma dolencia para poder contrastar los resultados y fue positiva. La hipótesis cobraba cada vez más fuerza y se intentó hacer un estudio respaldado por alguna farmaceútica, pero ninguna mostró interés. Finalmente el estudio se hizo y los resultados fueron una reducción de las posibilidades de padecer el Alzheimer de entre el 50% y el 25%.
Años después, un estudio publicado en la revista Neurology contradice observaciones de trabajos anteriores en las que se establecía que los antiinflamatorios no esteroideos previenen la demencia de la enfermedad de Alzheimer, pero, según indica este estudio, en el mejor de los casos, los AINES pueden retrasar su aparición.
Existe evidencia de que las personas que ejercitan su mente regularmente tienen una menor probabilidad de sufrir de la enfermedad de Alzheimer que quienes no lo hacen. Al referirnos a ejercitar la mente nos referimos a diversas actividades como resolver crucigramas, jugar al ajedrez, o cualquier otro tipo de actividad que mantenga nuestra mente ocupada y en funcionamiento. A nuestra mente le pasa un poco como a nuestro cuerpo, si no se usa se termina por anquilosar.
Actualmente está en marcha una investigación internacional, liderada por el Trinity College de Dublín (Irlanda), financiada para realizar un ensayo clínico de un fármaco conocido como Nilvadipine. El medicamento, podría ayudar a combatir la enfermedad de Alzheimer. El estudio contará con la participación de 500 pacientes con Alzheimer, leve o moderado, con los que se evaluará la efectividad de Nilvadipine. El ensayo en fase III (el último paso al que se somete un medicamento antes de pasar a la práctica clínica) se iniciará en 2012 en Europa.