Un alimento se considera funcional porque, además de destacar por sus propiedades nutritivas, contiene ciertos elementos, cuyo consumo diario dentro de una dieta equilibrada contribuye a mantener o mejorar nuestro estado de salud y bienestar.
No existe una definición universalmente aceptada para los alimentos funcionales, al tratarse más bien de un concepto que de un grupo de alimentos. Podríamos definirlo como “un alimento funcional es aquel que contiene un componente, nutriente o no nutriente, con efecto selectivo sobre una o varias funciones del organismo, con un efecto añadido por encima de su valor nutricional y cuyos efectos positivos justifican que pueda reivindicarse su carácter funcional o incluso saludable”.
Entre algunos ejemplos de alimentos funcionales, destacan aquellos alimentos naturales que contienen ciertos minerales, vitaminas, ácidos grasos, fitoesteroles, fibra, antioxidantes, los alimentos modificados y enriquecidos en este tipo de sustancias y los probióticos como el yogur, que tienen bacterias vivas de efectos beneficiosos para la salud.
Los hay naturales (que contienen sustancias beneficiosas de manera natural) o modificados (que eliminan, añaden o incrementan un componente, sustituyen un componente por otro, o bien alteran la disponibilidad metabólica).
Finalmente señalar la existencia de los llamados alimentos probióticos, que se definen como “aquellos microorganismos vivos que se ingieren como suplemento alimenticio y que tienen efectos positivos para los consumidores al actuar sobre la flora bacteriana del intestino”. En la actualidad, además de lactobacilos, se utilizan distintas bifidobacterias y otros muchos tipos microbianos, principalmente en la elaboración de productos lácteos. Junto al término probiótico, ha aparecido recientemente el término prebiótico que designa a “aquel ingrediente alimenticio no digerible, que tiene la propiedad potencial de mejorar la salud al promover el crecimiento selectivo de bacterias intestinales beneficiosas (bifidobacterias y lactobacilos)”.
Importante. Los alimentos funcionales están regulados bajo normativa específica. En España y la Unión Europea, la legislación obliga a que el envase contenga el etiquetado nutricional, indicando el aporte real del componente que se haya añadido al producto. ¡¡No se les pueden atribuir propiedades de tratamiento o curación de una enfermedad !!