El modo en que nos levantamos después del sueño es fundamental para determinar la forma en la que vamos a encarar el resto del día que se extiende ante nosotros. No nos referimos a la mítica “pierna izquierda”, sino a aquellas actitudes y hábitos que nos permitirán levantarnos completamente plenos y dispuestos a afrontar todo lo que nos tenga preparado la jornada.
Hábitos nocturnos
Uno de los principales aspectos para levantarnos frescos y con mucha energía es, evidentemente, el haber pasado una buena noche, con un sueño tranquilo y continuo. Pero muchas veces tenemos determinados hábitos que nos impiden conciliar un sueño agradable, por lo que de ahora en adelante ten en cuenta los siguientes puntos antes de irte a la cama:
Disfruta de una cena ligera y equilibrada. Un estómago atiborrado es lo último que necesitamos para pasar una buena noche.
Evita ingerir café u otra bebida que pueda quitarte el sueño, especialmente las alcohólicas.
Por el contrario, te resultará muy provechoso beber alguna infusión o bebida que estimule el sueño, como un té de lúpulo o un vaso de leche tibia.
No abuses de la televisión y evita quedarte dormido con el aparato encendido, pues de lo contrario correrás el riesgo de ser despertado en lo mejor de tu sueño con un alarido de terror o un disparo de alguna película, además de que estarás desperdiciando energía.
Administra el reloj
¿Cuántas veces dijiste “5 minutos más…”? Pues esta actitud definitivamente está prohibida. Por más que sigamos durmiendo unos 5 o 10 minutos más después de que suene el despertador, ese tiempo no nos permitirá descansar y prácticamente ni siquiera dormir.
Por supuesto que la sensación de letargo y las ganas de seguir arropado entre las sábanas son enormemente tentadoras en muchas ocasiones, pero tenemos que determinarnos a levantarnos de la cama una vez haya sonado la alarma.
En caso de que tengas un problemilla de pereza, una solución pasajera seria mentalizarte sobre la necesidad de levantarte a determinada hora y, cuando suene el reloj y sientas ganas de quedarte un momento más, debes sentarte de inmediato. Verás cómo te despejas y fácilmente puedes levantarte.
Practicar estiramientos
Levantarnos prácticamente dormidos y andar por la casa al estilo de un sonámbulo es la peor forma de empezar el día. Ni bien saquemos los pies de la cama, tenemos que enfocarnos positivamente y llenarnos de ganas afrontar la jornada. Una excelente forma de lograrlo es practicar unos sencillos ejercicios y elongaciones que, además de despejarnos por completo, pondrán a tono nuestro cuerpo, eliminando de a poco el letargo de la noche.
Como ves, son consejos muy censillos para que de ahora en más puedas levantarte en plenitud y con todas tus capacidades despiertas.