El papel de la alimentación es siempre el mismo: dotar al organismo de la energía suficiente y aportar los nutrientes necesarios para que funcione correctamente.Durante la adolescencia, dado que la mayor parte de los cambios que se producen son fisiológicos (maduración sexual, aumento del peso, aumento de la talla, etc.), los requerimientos nutricionales son muy elevados por lo que es necesario un adecuado control de la alimentación e imprescindible asegurar el aporte suficiente, para no caer en déficit ni carencias que puedan ser origen de alteraciones y trastornos de la salud.Para hacer frente a las exigencias de alimentación en la adolescencia es necesario conocer los cambios fisiológicos y psicológicos que se producen en esta etapa y cómo modifican las necesidades energéticas y nutricionales. Es importante, también, saber cómo afectan estos cambios al comportamiento alimentario de los adolescentes.Por último, y quizás lo más importante, es asegurarnos que los adolescentes conocen cómo y por qué deben alimentarse bien y los riesgos que corren cuando modifican, con criterio meramente personal, las pautas y hábitos alimentarios.
Probablemente será la adolescencia la última oportunidad de aplicar normas dietéticas, y consejos de promoción de la salud antes de la instauración de hábitos de la edad adulta, que (en muchos casos) ya serán definitivos.
Su masa muscular y ósea adquiere el 20% de la talla y el 50% del peso que llegarán a tener durante la edad adulta, así que el calcio y el hierro son fundamentales durante este periodo. La leche y sus derivados, el pescado las verduras y los frutos secos son alimentos que ayudan al crecimiento de la masa ósea. Los huevos, la carne magra y las verduras de hoja verde nos procuran el hierro necesario para un correcto desarrollo de la musculatura.
El gasto de energía del organismo durante la adolescencia es considerable, así que los hidratos de carbono que encontramos en las legumbres, tubérculos y frutas son idispensables para evitar el cansancio o el abatimiento que puede derivar en sedentarismo. Las vitaminas naturales de frutas y verduras no sólo nos aportaran una fuente inestimable de energía si no que ayudaran a la síntesis correcta de las proteinas implicadas en el crecimiento. Durante este tiempo de cambio continuo, es fundamental prestar atención, fomentar y arraigar unos correctos hábitos alimenticios.
Los intereses de nuestros jóvenes varian sustancialmente y las modas y la importancia de sentirse aceptado dentro de unos roles y patrones sociales cobra una importancia vital que puede terminar convirtiendo este periodo en un tiempo inestable y angustioso muy perjudicial para el desarrollo madurativo positivo. El papel indiscutible que juega la imagen en la adolescencia en muchisimas ocasiones indice en una “relación” incorrecta con la alimentación.