Muchas veces olvidamos que los cuidados del cuerpo, también deben ser internos, es decir, debemos contar con un estilo de vida que no dañe realmente nuestro cuerpo, eso es sencillo de decir, sin embargo, en la práctica puede no ser tan sencillo. En el caso de los cuidados, uno de los órganos que más se ve afectado por nuestra dieta es el hígado. Hay que considerar que una serie de problemas al hígado se pueden generar simplemente por lo que comemos, por lo que el cuidado de la dieta pareciera una gran clave a la hora de mantenernos sanos.
Por lo general, siempre solemos escuchar que el consumo de alcohol es el principal compuesto que puede generar problemas en el hígado, sin embargo, comidas tan recurrentes en la dieta de las personas como las carnes rojas, también podrían traer problemas.
Problemas al hígado vinculados a las carnes rojas
Se puede resumir este tema como que en la actualidad, aquellas personas que no presentan problemas en el este órgano, pero que cuentan con una dieta alta en contenido de carnes rojas, se ven expuesto a más posibilidades de sufrir un problema en el hígado. Dentro de los principales problemas al hígado que se podrían generar por el alto consumo de carnes rojas, esta que este órgano deje de procesar las proteínas que se extraen de los alimentos. Al tener problemas a la hora de este procesado de proteínas, nuestro órgano comienza a cansarse, lo que deriva en otros problemas de salud en otros órganos.
Al contar con una mala descomposición, nos enfrentaremos a un problema gradual, que quiere decir esto, que cada vez que consumamos algo, cierta parte de ese alimento, especialmente las carnes rojas, comenzaran a acumularse en la zona del colon. Entonces, al no procesar bien los alimentos, nuestro colon comenzara a pagar las consecuencias, generando problemas como la liberación de toxinas las cuales afectaran el funcionamiento del cerebro, además de generar un problema conocido como encefalopatía hepática, problema que puede variar en relación a la dieta de la persona que presenta el problema, así como si este presenta otros problemas de salud.
Para evitar llegar a esos problemas, nuestro cuerpo comienza a generar una serie de señales que nos pueden permitir el prevenir algo peor. Señales como el presentar mareos a la hora del consumo de carnes rojas, contar con fatiga, así como problemas de concentración son señales claras de que nuestro cuerpo necesita dejar de comer ciertos alimentos.
Otro de los problemas al hígado que se pueden derivar del consumo en exceso de las carnes rojas, es que nuestro hígado puede comenzar a trabajar más lento, lo que puede generar que este no procese compuestos como la grasa, la cual generaría que se tenga menos energía para el desarrollo de nuestras actividades cotidianas. También generara que la eliminación de toxinas sea más lenta, aumentando la posibilidad de generar enfermedades por el consumo de alimentos que a pesar de estar en buen estado, podrían enfermar al cuerpo.
Ahora bien, si hemos ignorados las señales de nuestro cuerpo y ya nos enfrentamos a un problema en el hígado, las proteínas de los alimentos, especialmente la que se obtienen de alimentos como vegetales y lácteos, podrían llegar a ser intolerados por el cuerpo, lo que puede llevar a generar grandes cuadros de hambre, todo esto como una respuesta del cuerpo al no poder obtener todas las proteínas que requiere, haciendo que se tenga una predisposición mayor al consumo de alimentos con altas cantidades de aporte calóricos. Un problema que puede desencadenar en problemas con el peso del paciente, lo que sumado a los problemas en el hígado, llevara a que el estilo de vida de la persona, sea uno miserable. En este punto, la única solución será un tratamiento médico que variara dependiendo de la gravedad, en donde en casos críticos, un trasplante de este órgano podría ser la única solución.
Con todo ese panorama en mente, pareciera que la gran clave de todo, una vez más, sería el consumo con moderación de las carnes rojas. Otra alternativa al consumo de carnes rojas, es el alternar su consumo con carnes blancas, aumentar el consumo de frutas y cereales, o de lleno llevar una dieta vegetariana o vegana.