Todos los lunes es la misma historia; esperas ansioso este día para empezar tu dieta y la alimentación tan restrictiva de los siguientes das te llevó a una recaída y al abandono de otra dieta más. Sabes que las dietas radicales y dietas de moda que prometen adelgazamiento rápido no son adecuadas, pero no es suficiente. Debes saber también que una reeducación alimentar es la única forma definitiva para bajar de peso y que se basa en cambios profundos en tus hábitos.
Lo más importante es ser perseverante en estos cambios y luchar por tus objetivos. Te dejo, a continuación, los primeros pasos que debes dar para que tu dieta para adelgazar funcione finalmente:
Menús monótonos: no es porque estas a dieta que tu alimentación debe basarse en lechuga con tomate; hay tanta variedad de frutas, legumbres o verduras para incrementar tu dieta que es un pecado no disfrutar de todos estos sabores y beneficios. Incluya además diferentes tipos de carnes magras, leguminosas, leche y derivados.
Olvídate las calorías: al menos por un momento. Contar las calorías es importante para no comer excesivamente, pero no debe ser la estrella de la dieta. No te fijes solamente en las calorías de los alimentos, sino que en los nutrientes que ofrece.
Agua: beber al menos dos litros de agua diariamente es esencial para que el organismo reponga la perdida natural y auxilie el funcionamiento del intestino.
Saltar comidas: una dieta equilibrada se basa en 5-6 comidas diarias; desayuno, merienda, comida, merienda y cena. Establezca horarios para cada uno de ellos para aprender adaptarse al nuevo habito y lo más importante; nunca saltes las comidas.
Agrega proteínas al desayuno:
Uno de los típicos errores que cometen las personas que comienzan una dieta es saltearse el desayuno. De ese modo tendrán hambre a media mañana y comerán cualquier cosa que se les presentan, además de no ingerir la cantidad de calorías necesarias para empezar el día. Pues bien, si no te saltas el desayuno, asegúrate de que éste contenga no sólo hidratos sino también proteínas. La razón es sencilla: por una lado, las proteínas tienen un efecto de saciedad que hará que no necesites comer por unas tres o cuatro horas, evitando así ingerir tentempiés desaconsejables entre comidas; por el otro, disminuyes la carga de hidratos, que son indispensables en una buena dieta, pero en su justa medida.
Lleva los snacks contigo:
A media mañana y a media tarde tendrás ganas de comer. Si comes lo primero que ves, probablemente no sea lo más indicado para tu dieta. Si tienes la precaución de llevar contigo snacks saludables, como frutas, barras proteicas, barras de cereales, etc., evitarás ingerir calorías de más.
Reduce los hidratos a la tarde/noche:
A medida que el día transcurre, nuestro metabolismo se hace más lento, lo que significa que quemamos menos calorías, lo que a su vez implica que nuestra bajada de peso se dificulta. Si alimentas a tu cuerpo con más proteína y fibra en tu cena y dejas los hidratos para el desayuno y almuerzo, estarás obligando a tu cuerpo a desprenderse del peso extra.
No pases demasiado tiempo sin comer:
Un error básico de las dietas es pasar hambre. No lograrás ningún resultado si dejas de comer. Tarde o temprano tendrás que volver a hacerlo, y muy probablemente te des un atracón. Para evitarlo, come a intervalos regulares, no te saltees comidas y no reduzcas excesivamente los hidratos, ya que de lo contrario tus niveles de energía bajarán peligrosamente. Si te es posible planear las comidas del día o de la semana, mucho mejor.
Incorpora vegetales en almuerzo y cena:
Las verduras son excelente fuente de vitaminas y minerales, poseen fibra alimentaria y pueden mejorar tu dieta y tu calidad de vida. Puedes comer una buena cantidad de verduras sin preocuparte por las calorías, ya que estarás lejos de subir de peso a causade una sabrosa ensalada (a menos que te excedas en los condimentos).