Hoy queremos hablar sobre un problema muy común que muchos suelen sufrir durante esta época, se trata de la gastroenteritis. Si no estás familiarizado con la misma te contamos que es una de las enfermedades diarreicas más comunes durante la época estival entre la población y puede ser causada por muchos factores, como por ejemplo, la ingesta de alimentos que se descomponen como consecuencia del calor y las elevadas temperaturas propias de la estación. Hoy queremos darte una serie de consejos especiales para que puedas prevenirla, son muy fáciles de seguir y marcan la diferencia, ¡presta atención!
Además hay que tener en cuenta que no todas las personas son igual de propensas a sufrir la gastroenteritis. Se conoce que las personas con alteraciones en la acidez gástrica, en la motilidad intestinal o en la flora bacteriana son más propensas a sufrir gastroenteritis.
La gastroenteritis es una afección leve que origina vómitos y diarreas y que remite a los 2 o 3 días. Hay mayor riesgo de sufrirla si abusamos de las grasas y alimentos que irritan el aparato digestivo.
Durante las primeras 24 horas de sufrir gastroenteritis se recomienda sólo tomar líquidos con sales minerales, para evitar la deshidratación. Ya a partir del 2º día se pueden realizar comidas, pero deben ser suaves, y ya a partir del 4º día podemos volver a nuestra rutina diaria de comidas. Si al cabo de 3 días sigue teniendo malestar y fiebre le recomendamos que acuda al médico porque puede tratarse de problemas mayores.
Los síntomas de la gastroenteritis puede aparecer gradualmente a través del cansancio con dolores musculares y luego el cuadro intestinal o comenzar de forma aguda con nauseas y vómitos con diarrea.
Los primeros síntomas de la gastroenteritis se producen antes de transcurridas las 48 horas desde el momento en que el virus que causa la gastroenteritis se introduce en el organismo:
• Dolor abdominal.
• Diarrea.
• Vómitos.
• Fiebre.
• Escalofríos y sudoración.
• Dolor y rigidez muscular.
La aparición de los síntomas de infección viral con fiebre moderada, cansancio y dolores musculares, además de escalofríos, y sobre todo la aparición del cuadro intestinal con vómitos y diarrea hacen sospechar de un cuadro de gastroenteritis vírica. La confirmación de cuadros similares en la familia o entorno son muy sugerentes del diagnóstico. Ante la duda se debe descartar una apendicitis.
Este tipo de afecciones pueden prevenirse si mantenemos una serie de hábitos saludables y hábitos higiénicos en cualquier ámbito de nuestra vida. Por ejemplo, es importante que nos lavemos muy bien las manos después de ir al servicio, así como si hemos manejado los pañales de los bebés, hemos estado en contacto con enfermos o tocando los asientos del transporte público.
Por otro lado, es fundamental que evitemos consumir mariscos crudos o que no estén frescos, beber agua que sea potable e ingerir líquidos de forma regular para mantenernos lo más hidratados posible. También, lava la cáscara de los huevos antes de comerlos, lavar las frutas y verduras antes de incluirlas en nuestros guisos habituales, refrigerar los productos lácteos, las carnes o las cremas pasteleras, y, si vamos de viaje, tomar una botella de agua con sello de garantía.
Así, se recomienda lavarse y desinfectarse bien las manos, sobre todo después de cambiar un pañal o acompañar a un niño al baño. Para extremar la precaución, se recomienda utilizar guantes estériles con lo que se evitará así el contacto de las manos con los agentes infecciosos.
Del mismo modo, hay que extremar la higiene antes de manipular cualquier tipo de alimento ya que es otro medio conductor de la infección.
En cuanto a la alimentación, puede ser también un agente trasmisor de gastroenteritis porque un alimento haya sido previamente contaminado, pero también porque pueda estar en mal estado. Microbios o bacterias como la salmonella, son también causantes de la enfermedad por lo que se recomienda intensificar las medidas higiénicas en cocinas y comedores. Del mismo modo, evitar que se tomen alimentos en otros lugares que puedan no cumplir con las medidas higiénicas y sanitarias necesarias.
Así pues, es recomendable lavar bien los alimentos antes de cocinarlos o, en el caso de las frutas, antes de ingerirlos. No tomar aquellos alimentos que presenten un estado deteriorado, que presenten un mal olor o cuya fecha de caducidad se haya cumplido. Evitar que los lácteos estén mucho tiempo fuera del frigorífico, sobre todo en temporadas más calurosas.
Resulta muy complicado controlar los virus, bacterias y microorganismos que coexisten en una misma comunidad, pero, en gran medida, depende de nuestros correctos hábitos, que puedan afectar a una forma de vida saludable.
CUIDADO CON ALGUNOS ALIMENTOS
A la hora de cocinar y manipular los alimentos es muy importante tener ciertas precauciones, algunas de ellas son:
- Las cascaras de huevo deben estar limpias y enteras, y antes de cocinarlos se deben lavar y secar con papel de cocina.
- El marisco debe ser fresco y estar bien cocido.
- Los moluscos a hervir una vez abiertos se deben dejar al menos 2 minutos hirviendo.
- Los vegetales deben lavarse bien antes de comer o cocinarlos. Para mejorar el lavado se pueden utilizar productos especificos como el Amukina
- Compra lácteos pasteurizados.
- No dejar salsas fuera de la nevera
- Guardar por separado en el frigorífico los alimentos que están crudos y los que están cocinados.
- La temperatura del frigorífico debe ser menor de 5ºC
- Al cocinar alimentos siempre debemos superar los 70ºC para así matar posibles bacterias que haya en los alimentos, sobre todo en las carnes de ave y cerdo, que son las más propensas.