En la sociedad que vivimos los trastornos alimenticios son cada vez más comunes. Por un lado tenemos las personas que caen en enfermedades de este tipo por verse hiperdelgados, los indices de mujeres y niños que mueren por esta causa son alarmantes. En el otro extremo tenemos a los individuos con exceso de grasa corporal, quienes desarrollan enfermedades como la obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares a causa de la malnutrición por exceso.
Sin embargo, este tipo de comportamiento ha comenzado a presentarse también en mujeres embarazadas, las cuales se vuelven anorexicas llevadas por la obsesión de la imagen. Este trastorno ha sido nombrado Pregnorexia.
El mismo afecta a más mujeres de lo que se piensa, según estudios, 1 de cada 50 mujeres británicas lo sufren. Quienes sufren de esto se enceguecen en el intento de adelgazar constantemente y no ven la importancia de una correcta alimentación.
El embarazo es el peor momento para perder peso o someterse a dietas estrictas, ya que para que el bebé nazca sano la alimentación durante el embarazo debe ser completa y adecuada, esto influye grandemente en el desarrollo intrauterino del bebé, como también en su vida futura.
Una de las principales causas de que esto suceda se debe a la imagen que la sociedad transmite, mostrando imágenes de famosas que se mantienen delgadas durante los 9 meses y una vez finalizada la gestación regresan a su figura rápidamente.
Es muy importante no obsesionarnos con este tipo de cosas y recordar que durante esta etapa cuidamos de dos cuerpos, y debemos alimentar ambos. Si lo que se busca es mantenerse en buen estado físico lo recomendable es practicar actividad física regulada, de esta forma podremos sentirnos mejor sin tener la necesidad de recurrir a esta práctica.
Es fundamental que las mujeres entiendan que existe un importante porcentaje del aumento de peso durante la gestación que es inevitable. Se reparte entre el bebé, la placenta, el aumento del útero, el pecho, el volumen sanguíneo y el líquido amniótico, sumado a la retención de líquidos, muy frecuente en el embarazo.
Como media, una mujer sana debería aumentar entre 10 y 15 kilos a lo largo del embarazo, dependiendo de su contextura física; una mujer con sobrepeso deberá aumentar de 7 a 10 kilos y una mujer normalmente delgada, de 15 a 20 kilos.
Al igual que sucede con la anorexia, en la que la imagen de una mujer “bonita” se traduce en una mujer esbelta, la embarazada puede compararse con mujeres que han engordado poco en el embarazo y verse frustradas. Otra vez, la sociedad impone modelos de mujeres que se mantienen delgadas durante la gestación y nada más parir vuelven a su peso ideal. Las comparaciones siempre son odiosas, hay mujeres que debido a su complexión y tendencia genética engordan menos y otras más.
Pero más importante que poner el foco en los kilos en sí es llevar una dieta equilibrada durante el embarazo. El escaso aumento de peso e incluso el adelgazar es tan perjudicial como un aumento de peso excesivo cuando esperamos un bebé.
El feto necesita los nutrientes esenciales que recibe a través de la madre para su correcto desarrollo, así como para su vida futura, por lo que caer en la pregorexia, la anorexia en el embarazo puede tener graves consecuencias en su salud.
Para controlar el aumento de peso la mujer debe consumir una dieta variada compuesta por lácteos, frutas, verduras, pescado, carne magra, evitar los alimentos ricos en grasa y limitar los dulces. Por supuesto, la actividad física moderada también es clave para no engordar más de la cuenta.