Cuando estamos haciendo dieta muchas veces se nos hace casi imposible alejarnos de las harinas refinadas. Esto es así porque los componentes de la misma hace que sea adictiva, es por esto que a veces no podemos dejar de ingerir hidratos de carbono refinados y azúcar. Hoy vamos a contarte por qué sucede esto exactamente.
Los dulces tienen un alto contenido en azucares simples, por lo que al consumirlos, aumentarán los niveles de azúcar en la sangre (glicemia) provocando la respuesta de la insulina (hormona que ayuda a que los azúcares obtenidos de los alimentos, lleguen a las células del organismo para suministrar energía) y un complejo proceso metabólico que influye en que se eleven los niveles de Serotonina, ocasionando que la persona se sienta “bien”; y de esta manera se desarrolla el circulo vicioso de consumo de azucares simples refinados, para lograr esa sensación de bienestar.
Por lo general, los alimentos que más nos llaman la atención son los más perjudiciales para nuestro cuerpo, además, los que contienen más grasas y calorías son los que más calman nuestra ansiedad, y esto es importante que sepamos por qué sucede.
Los hidratos de carbono que nos aportan los alimentos elaborados a partir de harinas refinadas contienen altas cantidades de glucosa. La cual nuestro organismo asimila rápidamente creando en nosotros una sensación de bienestar. El consumo de la glucosa nos hace estar más activos y alertas, haciendo que se convierta este estado en algo satisfactorio a nivel orgánico.
Esto también trae problemas, al eliminar rápidamente la glucosa en la sangre, se produce el conocido efecto rebote, la glucosa que no utilizamos el cuerpo la acumula y la misma se convierte en grasa.
Por otro lado, inmediatamente que esto sucede, el organismo vuelve a pedir nuevamente alimentos con altas cantidades de glucosa, lo cual nos anima a consumir aún más y como consecuencia, engordamos.
Además, al acostumbrarnos a este tipo de comportamiento se produce un fenómeno similar al de una dependencia y cada vez las bajadas de azúcar en la sangre son más agresivas cuando ingerimos alimentos con altos niveles de glucosa, por lo que se genera una especie de círculo vicioso que nos obliga a comer más alimentos de este tipo para mantenernos en una situación satisfactoria. Tal como si se tratara de una droga adictiva.
Es por esto que se recomienda consumir solo los hidratos de carbono que nuestro cuerpo necesita y evitar en lo posible este tipo de azúcares. Si evitamos las harinas refinadas entonces no sentiremos ansiedad o una necesidad compulsiva de comer cosas dulces.