El dolor de espalda es una de las dolencias frecuentes en el embarazo, sobretodo en el último trimestre, donde el bebé ya está más grande, generando cambios en el cuerpo para permitir su crecimiento.
Cuando la región púbica comienza a prepararse para el feto se produce un continuo empuje de los músculos hacia atrás, que hace que la columna se curve y que haya dolor.
El dolor de espalda es una obra de movimiento de expansión de la barriga, dado por la colocación del bebé dentro del útero.
Mantenerse activa y tratar de llevar un ritmo normal de actividad ayuda a reducir el dolor en gran medida. Hacer ejercicios de estiramiento de la espalda y comer saludable para darle la mayor resistencia posible al cuerpo, es muy beneficioso.
¿Por qué se produce?
Hay varios factores que juegan en tu contra durante esta etapa:
– La relajación de la musculatura abdominal. En condiciones normales, la tensión de la musculatura abdominal y de la espalda contribuye a que ésta última se mantenga recta; pero, en el embarazo, para que el útero pueda crecer y permitir el desarrollo de tu bebé, los músculos del abdomen están más relajados por la acción de la hormona relaxina. Y esto da lugar a que la embarazada arquee la espalda y utilice en exceso la musculatura de la espalda para mantener el equilibrio.
– El aumento de peso. En un embarazo normal se suelen ganar entre 8 y 10 kilos. Pero el problema es que no es un reparto uniforme, sino que se localiza, principalmente, en la parte abdominal, lo que provoca que la musculatura de la zona lumbar deba trabajar más, algo que agrava la posibilidad de que se contracture.
– El centro de gravedad se altera. A medida que la tripa va creciendo, el centro de gravedad va corrigiéndose –si no te caerías hacia delante por el peso de la barriga–, y para conseguirlo, se va modificando la posición de la columna, arqueándose hacia delante –hiperlordosis lumbar–. Esto facilita que la zona lumbar se sobrecargue y termine apareciendo la contractura y el dolor.
– La falta de potencia en los glúteos. Estos músculos estabilizan la pelvis y dan un apoyo estable a la columna. Pero en el embarazo, al aumentar el peso y modificarse la postura de la columna, si los glúteos no son lo suficientemente potentes, serán incapaces de cumplir esta misión, lo que provocará dolor en la zona lumbar baja y en las nalgas.
Consejos:
- Aprende técnicas de relajación. Te pueden ayudar a sobrellevar las molestias y pueden resultarte especialmente útiles a la hora de acostarte, si es que el dolor de espalda es una de las cosas que te dificultan el sueño.
- Trata de aplicar calor o frío. Si bien no hay pruebas concluyentes de que esto ayude, algunas mujeres afirman que sumergirse en una tina con agua tibia o colocarse una botella de agua caliente sobre la región afectada les proporciona al menos un alivio temporal.
Cuando las compresas calientes no te den resultado, trata con las frías. El aplicarlas es fácil de hacer y vale la pena intentarlo. Es recomendable que si usas compresas, ya sean frías o calientes, las cubras con un mantelito (o pedazo de tela) para que protejas tu piel. - Consiéntete y date un masaje. Los masajes prenatales, realizados por un terapeuta capacitado, pueden proporcionarte algo de alivio. Si tu seguro médico no cubre ese tipo de masajes, y no tienes mucho presupuesto para pagar por uno, una amiga o tu pareja te pueden dar un ligero masaje.