¿Te has parado a pensar alguna vez el número de habitantes a nivel mundial? ¿Y el consumo de alimentos que hace cada habitante? ¿Piensas que es proporcional? Muchas preguntas, ¿verdad? La respuesta a todas ellas las resuelve un estudio de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres que denuncia que la humanidad pesa 287 millones de toneladas, de las cuales 15 son de sobrepeso.
Los propios autores traducen la cifra para que veamos que el sobrepeso mundial es el equivalente a si hubiera 242 millones de personas más en el mundo.
Y es que mientras en medio mundo se dan altos niveles de mortalidad debido a la desnutrición y al hambre, en los países desarrollados hay excedentes de comida y, según recientes datos de la OMS, la obesidad se está posicionando como la quinta causa de muerte en el primer mundo.
David Prieto-Merino, coautor del mencionado estudio, manifiesta que si cada habitante pesara una media 81 kilogramos (que sería lo normal) existiría la posibilidad de abastecer en materia de alimentos a 500 millones de personas más en el mundo.
Sin embargo, la tendencia actual es que los habitantes del primer mundo consumimos cada vez más porque nuestro organismo y metabolismo están, según los expertos, “programados para comer todo lo que se nos presente”.
La obesidad se ha convertido en un problema grave en nuestra sociedad que debemos solucionar. ¿Cómo? cambiando nuestros hábitos de vida: concienciándonos de que no podemos consumir todo lo que queramos sin pensar qué alimentos necesitamos y cuáles no, y llevando un ritmo de vida mucho más activo y saludable.
¿Cuántas veces ha ocurrido que has ido a cenar a un restaurante y has pedido de más? Debemos ser conscientes que con esto se desperdicia muchísima comida y que, en el hipotético caso de forzarnos para terminar toda la comida que tenemos en la mesa, estamos comiendo más de lo que necesitamos y esta dinámica, a la larga, puede generar que tengamos sobrepeso.
Para evitar llegar a situaciones de obesidad o subidas y bajadas de peso inesperadas, tenemos que moderar nuestra alimentación, consumiendo niveles ordinarios de comida y sobretodo reduciendo los consumos masivos de determinados alimentos que perjudican nuestra salud y aumentan excesivamente nuestra masa corporal.
Así se desprende de los resultados del informe que publica la revista ‘BMC Public Health’, que evidencian diferencias de peso según las regiones, de modo que mientras que en Asia el peso medio es de 57,7 kilos, en Europa la media está en 70,2 kilos y América del Norte asciende hasta los 80,7 kilos de media.
De hecho, apuntan los autores, si el sobrepeso que registran países como Estados Unidos se extendiera al resto de países sería como sumar mil millones de personas más al planeta.
De las 287 millones de toneladas que pesa la población, el informe calcula que hay unos 15 millones que pueden atribuirse a personas con sobrepeso y otros 3,5 millones de toneladas a personas con obesidad.
No obstante, la distribución de este exceso de peso tampoco es proporcional ya que, mientras que Asia representa el 61 por ciento de la población mundial, sólo representa el 13 por ciento del peso de la obesidad.
En cambio, en América del Norte sólo vive un 6 por ciento de la población mundial pero es responsable de más de un tercio de la obesidad del planeta.
Uno de los autores del informe, el profesor Ian Roberts, ha reconocido en declaraciones a la BBC recogidas por Europa Press que es necesario abordar este crecimiento de la población mundial. «Cada vez estamos más gordos», ha alertado, al tiempo que destaca que supone una amenaza para la seguridad alimentaria y el medioambiente.
Además, ha reconocido que, pese a que en el polo opuesto de Estados Unidos están países como Eritrea, Vietnam y Etiopía, la delgadez no puede tenerse en cuenta como un factor de pobreza.
De hecho, ha puesto como ejemplo el caso de Japón, un índice de masa corporal (IMC) medio de 22 puntos, «muy por debajo de los 28,7 puntos d Estados Unidos». Otros países con este valor elevado son Kuwait, Croacia, Catar y Egipto.
La presencia de varios países árabes entre los países con más IMC está relacionada, según Roberts, con el impacto del automóvil. «No es ninguna sorpresa ver estos países en la lista, porque la gente come mucho y se mueve poco, ya que va conduciendo a todas partes».