La fobia a nuevos alimentos en niños. Introducir nuevos alimentos en la dieta de nuestros hijos puede ser un evento traumático a veces. Por supuesto que los adultos, las mamás y los papás se sienten frustrados. ¿Por qué tratar de que nuestros hijos den un pequeño mordisco a una comida diferentes puede transformarse en un calvario?
La respuesta a esa pregunta según varios doctores se debe que el 80% de los niños heredan el miedo de los alimentos de sus padres. Este temor de los alimentos se llama ?neofobia alimentaria? y, lamentablemente, muchos jóvenes neofóbicos evitan alimentos saludables como vegetales, prefiriendo laseguridadde los alimentos menos saludables como la comida chatarra, pero más familiares.
¿Quiere decir que también debería renunciar a sus sueños de ser padres de un niño que ama el sushi y ensaladas en lugar de hamburguesas y papas fritas? No, en lo absoluto. Los niños podrán probar alimentos cuando se sienten cómodos con ellos. Ellos pueden necesitar estar expuestos a un nuevo alimento varias veces antes de que tome un pequeño bocado.
Sea paciente, ofrecen los nuevos alimentos varias veces acompañando alimentos que ellos siempre coman a menudo, y que además les guste, así con el tiempo, aprenderán que las verduras y otros alimentos saludables, realmente son muy comestibles.
¿Cómo tratar las neofobias?
- Dejar el alimento a la vista del niño cada día, pero sin la más mínima invitación a que lo tome.
- Consumir este alimento en familia, con toda naturalidad, delante del niño, pero sin ofrecerle que lo coma.
- Incluir en su dieta otros alimentos distintos pero que contengan los nutrientes que no toma debido a su fobia.
- Para estimular el gusto por lo verde (verduras) lo mejor es la exposición diaria a las mismas, ofreciendo un plato o una guarnición vegetal cada día en alguna ingesta: esta invitación repetida a que el niño pruebe una pequeña cantidad de la comida que rechaza, sin poner gran énfasis en la cantidad que coma, es muy efectiva.
- Tratar de que participe en la preparación de la comida: que vaya a hacer la compra, ayude a cocinar (alimentos que no presenten riesgos de cocción), a presentar los platos y servirlos.
- No ofrecerle otro alimento que le agrade, como un sabroso postre, a cambio de que coma el alimento rechazado (porque entonces considerará que si le han de dar un premio por tomar el plato que le desagrada, es que éste en realidad debe ser malo).
- No hacer comentarios despectivos en relación a su rechazo al plato preparado (por ejemplo, no hay que comentar: Ni te molestes en servirle, porque no lo va a probar) ya que acentúan el rechazo.
- Al cabo de un tiempo, se puede introducir el alimento rechazado de forma continuada, sin prisa pero sin pausa.
- Ofrecer el alimento rechazado con una presentación cuidada y atractiva, en el primer plato, cuando más hambre tiene el niño, acompañado de su comida preferida.
- Como norma general, no hay que ofrecerle sólo los alimentos que le gustan porque es predisponer al niño a que desarrolle neofobia: ha de probar desde pequeño la mayor variedad de alimentos y platos.