El incremento en la esperanza de vida de las personas y el ritmo de vida que llevamos ha determinado que tengamos que convivir con enfermedades crónicas (diabetes, hipertensión, enfermedades de las arterias) y con enfermedades propias de un organismo envejecido (insuficiencia cardíaca, renal, hepática)
La insuficiencia cardíaca es frecuente de encontrar en los ancianos, pero las enfermedades que pueda sufrir el corazón en el tiempo, como los ataques cardiacos, también van dañando nuestro corazón y dejando secuelas a mediano plazo. Con los avances en la medicina muchas personas logran sobrevivir a un ataque cardíaco, pero es muy frecuente que se produzca una insuficiencia cardíaca posteriormente, al reemplazarse el tejido dañado del músculo del corazón, con tejido cicatricial afuncional. Este proceso se llama fibrosis y hace que el corazón se vuelva inflexible, incapaz de contraerse y de cumplir su función: bombear sangre a todo el cuerpo.
Según el doctor Christopher M. O'Connor, director del Centro del corazón de Duke, de Carolina del Norte: "Hace treinta años, los pacientes morían de ataques al corazón, pero gracias a la terapia trombolítica y la angioplastia, los pacientes sobreviven”. El problema es que al final se produce una insuficiencia cardíaca, por lo que ahora hay más pacientes con esta patología.
Alrededor del 22% de los hombres y el 46% de las mujeres desarrollan insuficiencia cardíaca dentro de los seis años después de tener un ataque al corazón. Según el Dr. Kenneth L. Baughman, jefe de la sección de medicina cardiovascular del Hospital Brigham and Women de Boston, un tratamiento rápido en los casos de ataque al corazón permite disminuir el daño al miocardio, que se produce por la falta de oxígeno. "El tiempo es músculo", dijo el doctor.
"La insuficiencia cardiaca sigue siendo un diagnóstico que tiene un pronóstico relativamente pobre", agregó. Menos de la mitad de los pacientes sobreviven 5 años después del diagnóstico original, y sólo el 25% están vivos a los 10 años. Aún así, muchos dispositivos cardiacos y terapias han sido empleados para el manejo de la insuficiencia cardíaca. Se están realizando numerosas investigaciones para permitirle al corazón mantener su función por el mayor tiempo posible.
Más allá de lo que pueda hacer la medicina por nosotros es importante las medidas que tomemos para proteger y cuidar nuestro cuerpo. El llevar una vida sana, con una dieta saludable con poca ingesta de sal, realización de ejercicio al menos tres veces a la semana (con una caminata de 20 minutos tres veces a la semana es suficiente), evitar y aprender a manejar el estrés puede ser de gran ayuda para prevenir los ataques cardiacos, de manera de evitarnos esa enfermedad y sus secuelas que pueda dejar en nuestro organismo.
Es un hecho que al ir envejeciendo nuestros sistemas no funcionan igual y tenemos más predisposición a condiciones que pueden gatillar una enfermedad, por lo que está en nosotros mantenernos los más sanos posibles y disfrutar la vida no sólo por salud mental, sino también para cuidar nuestro cuerpo.