Pesadez, cansancio, mareos y dificultades para respirar son algunos de los inconvenientes con los que tendrán que lidiar las mujeres embarazadas en verano. A fin de evitar este tipo de malestares es importante tener en cuenta algunas rutinas saludables que ayuden a soportar mejor el calor.
Alimentación para sofocar los calores
En esta época probablemente sufrirás más náuseas, más mareos y más inapetencia (si es que es posible). Sí, de nuevo las dichosas hormonas serán las culpables, y sentimos comunicarte que con el calor la cosa no mejora. Así que de debes mirar con lupa lo que comes. Evita las comidas pesadas, en favor de alimentos bajos en grasas y proteínas. Las comidas copiosas obligan al organismo a trabajar más y durante más tiempo, lo que generará más calor. Escoge alimentos ricos en fibra, especialmente verduras y frutas frescas, si además tienen un alto contenido en líquidos la combinación será perfecta.
Come diariamente alimentos ricos en carbohidratos (pan, arroz, pastas…), así como ensaladas, verduras crudas o cocinadas, pescado o carne a la plancha.
Minimiza las cantidades de sal, que hacen que retengas líquidos, pero no la elimines del todo, ya que es beneficiosa para la formación del feto.
Sacia tu sed
Si sudas mucho con el calor, asegúrate de que bebes suficiente líquido. En los días más calurosos la pérdida de líquidos es más elevada debido a la transpiración, y se hace necesario restituir constantemente el líquido eliminado consumiendo constantemente agua.
El agua es la mejor alternativa, pero también lo son los zumos de frutas, la leche o las bebidas isotónicas, con gran capacidad de rehidratación. Éstas tienen en su composición alto contenido en sodio, glucosa, potasio y otros minerales que favorecen la absorción de agua. Asegúrate de beber suficiente líquido a lo largo de todo el día.
Los refrescos azucarados y las bebidas con cafeína deben ser consumidos con moderación. Y por supuesto eludir el alcohol.
Zumo refrescante para recargar las pilas: Mete en la licuadora una zanahoria, un tomate o un melocotón y un chorrito de limón. Tómatelo para desayunar o como aperitivo y ¡llénate de vitalidad!
Ropa
Cuando el calor aprieta lo más recomendable es evitar someterse rigurosamente a los dictados de la moda si ésta atenta contra de la comodidad. Así, tu vestuario deberá ser, ante todo, fresco. Opta por tejidos naturales y transpirables como el algodón o el lino que permitan que tu piel “respire”, además frenará la aparición de urticarias, escoceduras o sarpullidos debajo del pecho o en la tripa, muy comunes durante la gestación.
Elige para tu ropa colores claros y neutros que reflejen la luz del sol; hasta que baje el mercurio destierra de tu armario el negro y los colores oscuros que absorben el calor. Sí, sabemos que estos tonos son los mejores aliados de tu silueta, pero a estas alturas ya habrás apreciado que esa barriga es prácticamente imposible de estilizar.
Huelga insistir en que debes eludir las prendas ceñidas, especialmente las que constriñen la cintura y las piernas. Decántate por ropa holgada que deje correr el aire entre tu piel y la tela, así se distribuye mejor el calor y se evita una transpiración intensa.
¿Y en casa?
Quédate en casa durante las horas de más calor. Baja las persianas y evita el sol directo. Pon el aire acondicionado si es necesario. Por la noche es preferible no bajar completamente las persianas y dormir con las ventanas ligeramente abiertas. Ten en cuenta que durante la gestación tu cuerpo necesitará más oxígeno de lo habitual y en ocasiones, en lugares donde el aire está saturado, tal vez te cueste respirar bien.
Si por la noche no consigues conciliar el sueño, acostúmbrate a dar paseos al final de la tarde o a relajarte con un baño de agua tibia.
Algunos trucos para refrigerar tu cuerpo:
1. Nada en la piscina. La natación no sólo te refrescará, también es un excelente ejercicio para disminuir la compresión del nervio ciático, originado por el peso de la barriga.
2. Lleva siempre en el bolso una botella de agua o zumo y bebe en cuanto empieces a notar los primeros efectos del calor. Tampoco te sobrará un bote de spray recargable con el que pulverizarte agua sobre la cara o el cuerpo cuando te sofoques.
3. Si el embarazo no te ha impedido continuar con tu rutina en el gimnasio, escoge las horas más frescas para realizar ejercicio y para ante los primeros síntomas de sobrecalentamiento. En cualquier caso, es recomendable consultar antes a tu médico sobre la idoneidad de continuar haciendo gimnasia en tu estado. Él te dará las pautas a seguir y te aconsejará acerca del deporte que más te conviene.
4. Aprende a respirar. La respiración en un factor esencial que interviene en la refrigeración del cuerpo. Es importante, por lo tanto, que lo hagas correctamente, ni demasiado despacio ni muy deprisa.
5. Huye del sol de mediodía. Las mujeres embarazadas tienen más predisposición a quemarse que las que no lo están.
6. Evita hacer actividades físicas en las horas más calurosas del día. Si tienes que hacer recados, dar caminatas o hacer tareas en el exterior realízalas a primera hora de la mañana o cuando empiece a anochecer.
7. No escatimes en crema solar. Empléala siempre que salgas al exterior y no uses factor de protección inferior a 20 o 30, dependiendo de cómo sea tu tipo de piel (la producción excesiva de melanina puede favorecer la aparición de cloasma).
8. Ponte a la sombra o a cubierto ante los primeros signos de debilidad, fatiga, cansancio, mareos, o sed excesiva. Túmbate y bebe agua fresca o una bebida isotónica. Si en unos minutos no mejoras, llama al médico. Cuando te pongas al sol recuerda tener siempre cerca una sombra donde cobijarte en caso de calentamiento.
9. Échate siestas a menudo. El calor puede agotarte, así que dormir a menudo te ayudará a hacer frente al cansancio.
10. Pide ayuda. El aumento de tu cansancio es directamente proporcional al incremento de la temperatura y de tu barriga. Echa mano de tu familia, tus amigos o vecinos de vez en cuando.