Una medida muy conveniente cuando nos disponemos a realizar un ejercicio de meditación es dedicar previamente unos minutos a preparar el cuerpo, librándolo de las tensiones propias de los quehaceres de la vida cotidiana.
Si estás participando de una meditación colectiva, el director del grupo dará las indicaciones pertinentes. Si lo haces en soledad, procura profundizar la respiración y relajar los músculos por medio de unos breves ejercicios. Puedes hacerlo recostado en una colchoneta, pero también puede ser de pie o sentado. Lo importante es sentir el cuerpo tranquilo y relajado.
También ayuda generar un espacio para meditar, por ejemplo con música suave y el aroma de un sahumerio, aunque ello no es indispensable.
Posición alternativa y concentración
La postura clásica que nos viene de las prácticas orientales de meditación, sentado en el suelo con las piernas cruzadas, puede no ser cómoda para nuestros hábitos corporales. En cambio, es aconsejable utilizar una silla con respaldo recto; sentarse ocupando todo el asiento con los glúteos y muslos, la columna erecta, los pies apoyados en el piso, la cabeza en posición normal con la coronilla apuntando hacia el cielo, las manos sobre el regazo, bien abiertas con las palmas hacia arriba, los ojos suavemente cerrados.
La idea es que durante la meditación nuestro cuerpo y nuestro espíritu sirvan de intermediarios entre la tierra y el cielo. A través de nosotros, la energía de la tierra sube hacia el cielo y desde el cielo baja otra energía hacia la tierra.
En esta posición, lo que necesitamos ahora es utilizar nuestra atención y concentración. Una forma útil y sencilla de lograrlo es prestar atención a la respiración y al latido del corazón. Son ritmos naturales de nuestro propio cuerpo que nos ayudarán a evitar que la mente interfiera con pensamientos intrusos. Si notas que a pesar de todo te vienen ideas ajenas al ejercicio que intentas hacer, no forcejees con ellas tratando de alejarlas; más bien, déjalas pasar y vuelve otra vez a la respiración y el latido.
¿Qué hacer si nos cuesta concentrarnos?
Algunas personas prefieren valerse de un elemento exterior para lograr la concentración, por ejemplo, la llama de una vela. En la meditación colectiva, el director suele sugerir imágenes, escenas o sensaciones. Todo vale si sirve para lograr el objetivo.
¿Cuánto tiempo debo meditar?
El tiempo de duración varía según cada persona y su experiencia. Para un principiante dos o tres minutos será todo un logro, gradualmente se puede llegar a períodos mayores. De cualquier forma no existe un tiempo exigido para meditar, será según el objetivo de cada persona.
¿Qué se siente al meditar?
No hay dos meditaciones iguales. Cada vez que hagamos un ejercicio de meditación experimentaremos sensaciones distintas, será diferente la intensidad de nuestra concentración, podrán varias las condiciones atmosféricas, las vicisitudes que estemos atravesando.
Una práctica excelente es tener un cuaderno y anotar cada vez todo lo que nos haya pasado o se nos haya ocurrido durante la meditación, ya que puede ser una fuente de inspiración y sin duda aclarará la mente dándonos una visión diferente del mundo que nos rodea.