El desayuno puede definirse simplemente como la primera comida del día. Pero esta definición, sin embargo, no deja entrever la importancia que tiene dentro de la dieta total, especialmente en los niños y adolescentes que son, por otro lado, los que con mayor frecuencia se saltan esta comida.
Desayunos nutricionalmente incorrectos
La omisión del desayuno o la realización de desayunos nutricionalmente incorrectos se ha asociado con un menor rendimiento físico e intelectual y con una menor ingesta de algunos nutrientes, contribuyendo a aumentar los desajustes o desequilibrios en la dieta, pues los niños que no desayunan tienen mayor dificultad para alcanzar las ingestas recomendadas de energía y nutrientes. Además, estos hábitos poco saludables, instaurados en la infancia, serán posteriormente muy difíciles de corregir en el adulto. Es importante recordar que lainfanciaes la mejor época para adquirir unos buenos hábitos alimentarios. Por ello, el desayuno debe ser planificado cuidadosamente en cualquier programación dietética.
El desayuno debe aportar la cuarta parte de las calorías diarias y es una buena ocasión para incluir alimentos que no deben faltar en tu dieta: lácteos, frutas, azúcar y cereales, entre otros. Es importante desayunar todos los días para conseguir un óptimo rendimiento físico e intelectual. El organismo necesita energía y nutrientes para ponerse en marcha, especialmente después de las largas horas de ayuno transcurridas desde la cena y el desayuno aporta, precisamente, la energía para empezar el día. Además, contribuye a una correcta distribución de las calorías a lo largo del día y ayuda a mantener el peso, pues evita que se llegue a la comida con una necesidad compulsiva de comer. Es conveniente variar y cambiar los menús incluidos en el desayuno y se recomienda incluir alimentos de al menos cuatro de los grupos básicos. Recordemos que en la dieta, la variedad es la mejor garantía de equilibrio nutricional.
No desayunar o tomar sólo un café con leche es uno de los motivos que desequilibran la dieta. Contrariamente a lo que habitualmente se piensa, si no desayunamos, estamos más predispuestos a picar entre horas o comer de forma excesiva en el almuerzo.
Omisión del desayuno
Se ha observado que al aumentar la edad aumenta el número de personas que omiten diariamente el desayuno, volviendo a recuperarse en las personas adultas. Esta tendencia es preocupante no sólo por el número de horas de ayuno desde la cena hasta la siguiente comida (hasta 18 horas), que según algunos autores, aunque hay mucha controversia, puede ser responsable de la falta de concentración en las primeras horas de la mañana, sino también porque los alimentos que se consumen durante el desayuno (especialmente la leche), seguramente no volverán a consumirse en ningún otro momento del día y esto puede suponer una importante pérdida de algunos nutrientes como por ejemplo el calcio.
Las razones que habitualmente indican para omitir el desayuno son, fundamentalmente, las siguientes: “No me apetece”, “No tengo tiempo”, “Por tener que prepararlo yo mismo”, “Estoy cansado”, etc. Todas ellas quizá relacionadas con la falta de tiempo tan característica de nuestra sociedad desarrollada. Otras razones pueden ser: estar más tiempo en la cama, dedicar más tiempo al arreglo personal, no querer engordar.
La influencia delsexose traduce, en general, en una mayor omisión del desayuno por parte de las niñas. Esto puede ser consecuencia de la gran preocupación que existe en la actualidad por reducir el peso corporal, restringiendo drásticamente el consumo de alimentos, pues según diversos datos un apreciable número de todas aquellas personas que no desayunaban lo hacían por no engordar. En las niñas el desayuno es también nutricionalmente menos satisfactorio que en los niños.
Existen diversos estudios que consideran la omisión del desayuno como un factor de riesgo para la salud, llegando incluso a relacionarlo con una mayor mortalidad. De hecho, parece que una correcta distribución de la ingesta de energía a lo largo del día puede contribuir a mejorar el estado de salud y reducir el riesgo de futuras enfermedades cardiovasculares.