Según un estudio en la Universidad Oxford Brookes en Inglaterra, los pacientes analizados – que masticaban correctamente la comida (diferente de los demás pacientes que comían rápido y mecánicamente) comían menos cantidad de alimentos debido a la mayor sensación de saciedad.
La propia contracción muscular de la masticación vale de estimulo para liberación de sustancias responsables por la saciedad. Comer de forma voraz, rápida e intensamente hace con que comas más y ganes más peso.
La forma que masticas también interfiere en la saciedad; comer solamente de un lado de la boca es una característica en personas obesas. La masticación bilateral, realizada con los dos lados de la boca, tiene repercusión, por vía nerviosa, en el hipotálamo, la zona del cerebro que controla el hambre.
El gran beneficio de una masticación con intervalos y serena es su contribución para la ingestión de raciones más pequeñas. La llegada de los primeros bocados de comida en el intestino, que tarda unos minutos, es una señal de saciedad. Si comes los alimentos muy rápidos, hasta que la señal llegue, ya habrás ingerido más comida de lo que deberías.
Lo ideal es masticar por 30 veces cada ración de comida que colocas en la boca. Prefiera alimentos sólidos, como una zanahoria cruda, por ejemplo, para incentivar la masticación durante la comida.
Coma de forma tranquila sin prisas, entre una ración y otra debes esperar al menos 20 segundos. Utiliza la lengua para dividir el alimento entre los dos lados de la boca. Durante la masticación alterne los alimentos de lado constantemente.