Las agujetas son los conocidos dolores musculares que ocurren en la zona más entrenada luego del ejercicio, que por lo general ocurren como consecuencia de daño a las fibras musculares.
Es posible evitar este tipo de dolor muscular, y para ello lo principal es hacer algún tipo de calentamiento antes del ejercicio intenso, ya sea con actividad aeróbica liviana o, si vamos a trabajar con musculación, hacer algunas repeticiones del movimiento a realizar con muy poco peso.
Un remedio común es agua con azúcar, aunque no se ha probado que esto sea efectivo. Algo que muchos entrenadores recomiendan es mezclar medio litro de agua con una cucharadita de bicarbonato de sodio y una de jugo exprimido de limón. Esto debe beberse antes de hacer ejercicio o inmediatamente después. Otra alternativa es tomar agua con un poco de limón media hora antes de hacer ejercicio.
Si ya estamos sufriendo de dolores musculares, no existe un remedio mágico, ya que el dolor persistirá hasta que el músculo se cure, pero podemos acelerar este proceso consumiendo alimentos ricos en antioxidantes, vitamina C y E. Otra alternativa es tomar algún antiinflamatorio y analgésico suave, para ayudar a soportar mejor el dolor.
Otro remedio para este dolor y la inflamación es el frío, y podemos aprovecharlo aplicando compresas frías o sumergiendo la zona afectada en agua helada. Es importante recordar que no debemos hacer actividad física con los músculos literalmente fríos, y además si sufrimos de agujetas lo mejor es suspender la actividad física por completo hasta recuperarnos.
También debemos recordar que el dolor ocurre cuando realizamos un ejercicio al que no estamos acostumbrados, ya sea porque somos nuevos en el mundo del entrenamiento, hemos adoptado un deporte nuevo o simplemente hemos aumentado de peso en nuestros ejercicios, o bien el ángulo, o tomado un ejercicio nuevo de musculación. Sea cual fuere el caso, es importante recordar que el dolor disminuirá con la práctica, y que podremos minimizarlo siempre y cuando seamos paulatinos en nuestro aumento de carga, cambio de ejercicio o lo que sea que estemos innovando.
Las lesiones que ocurren en el músculo son a nivel microscópico, por lo que no debemos preocuparnos demasiado por un desgarro muscular sólo por un dolor intenso luego de hacer ejercicio (si nos hemos desgarrado lo notaremos en el momento sin dudas). Las lesiones ocurren tanto en el tejido muscular como en el que une los músculos al hueso y cartílago. El dolor ocurre en parte a estas lesiones microscópicas y en parte a los metabolitos producidos por las células musculares en determinadas condiciones, como es el ejercicio intenso súbito. Todos hemos oído el cuento del ácido láctico y la fermentación del azúcar en lugar de la oxidación.
Al repetir el entrenamiento que nos ha causado dolor, el organismo acaba por adaptarse, aumentando su capacidad de realizar dicho entrenamiento si le hemos dado el tiempo necesario para reparar el tejido muscular. Luego de tan sólo unos días de entrenamiento (siempre y cuando dejemos que el músculo descanse los días de dolor) notaremos que ya no nos duele luego de hacer ejercicio.