Un tema bastante doloroso, pero real el que nos atañe hoy en Vivir Salud. El síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL en español) es un mal que se conoce desde hace varios años como tal, pero que a pesar de los esfuerzos de médicos y científicos aún hoy no se sabe a ciencia cierta qué es lo que puntualmente lo provoca o induce. Sí se conocen conductas o situaciones pre y postparto que lo predisponen por eso es en la prevención donde se debe hacer foco hasta que exista un modo concreto de combatirlo.
Sobre el síndrome
¿Qué es?
Se define como la muerte repentina de un lactante menor a un año durante el sueño —o al menos eso se cree— sin causa conocida demostrada por la autopsia. El síndrome de muerte súbita del lactante es una de las principales causas de muerte infantil en menores de un año y en algunos países la número uno.
Por lo general, sucede más a menudo entre los dos y cuatro meses de edad y es mayor la proporción de niños que de niñas afectados. A su vez, se ha notado que ocurre mayoritariamente en meses invernales. Aunque desde mediados de los 90 su índice ha disminuido considerablemente, sigue siendo una causa importante de muerte en menores.
Posibles causas y factores de riesgo
No se conocen las causas exactas de este mal, pero se han estudiado posibles variables que estarían relacionadas con su desenlace. Sin embargo, ninguna de ellas tiene una conexión fehaciente o directa.
Relacionadas con los padres: madre adolescente, madres fumadoras o consumidoras de drogas, partos múltiples, falta de cuidados prenatales, partos prematuros.
Relacionadas con el ambiente: estar expuesto a humo de cigarrillo, dormir boca abajo, dormir acompañado, un colchón demasiado blando.
Prevención y cuidados recomendados
Según la American Academy of Pediatrics (Academia Americana de Pediatras), estas son algunas de las recomendaciones para disminuir el riesgo de muerte súbita:
Una posición adecuada al dormir: dormir boca arriba y evitar poner al bebé boca abajo o de costado. Utilizar una cuna de colchón duro y evitar que duerma con otras personas en el mismo lecho.
Verificar que la temperatura de la habitación no esté muy alta
Evitar darle al bebé productos alimenticios que le puedan derivar en dificultades respiratorias o en las vías aéreas. Amamantar ayuda a que estas no estén tapadas y funcionen correctamente.
Realmente no existe una forma estrictamente correcta que ayude a evitar esto, sólo resta acatar las recomendaciones y tratar de evitarle al bebé cualquier tipo de dificultad que puede derivar en algo peor.
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