Consejos para que el bebé duerma bien

En artículos anteriores ya hemos visto algunos de los remedios y cuidados que podemos darle a nuestro bebé, como el prevenir las irritaciones y escoceduras de los bebés, aunque quizás el problema que muchos padres más sufren es el del sueño. Veámos ahora qué hacer si mi bebé no duerme.

Tabla de Contenidos

Índice del artículo:

Causas del porqué el bebé no duerme
Remedios caseros para que el bebé duerma
El método Estivill ¿sí o no?

Causas del porqué el bebé no duerme:

Si te preguntas el porqué “mi bebé no duerme” quizás la respuesta no esté escrita en un manual o en un libro, ya que los motivos de la falta de sueño en los bebés puede ser común en muchos de ellos, mientras que luego encontraremos casos que serán la “excepción que confirma la regla”.
Lo cierto es que lo único de lo que podemos estar seguros a la hora de averiguar el porqué el bebé no duerme será que este no se encuentra cómodo en su habitación o en la cuna en la que esté colocado.
Además de que quizás sienta la cuna un espacio demasiado grande, y más cuando apenas tienen unos meses, puede que el bebé llore porque tiene miedo a estar a oscuras, porque escucha ruidos extraños o sencillamente porque el ambiente está muy cargado y no puede conciliar el sueño.
Por otro lado, los cólicos, el que comiencen a salirle los dientes o un simple resfriado también pueden ser factores por los que el bebé puede presentar problemas a la hora de dormir.
Otras causas serían el que tenga el pañal sucio, que la ropa que lleva puesta le moleste, que tenga hambre o incluso que le haya picado un mosquito.

Remedios caseros para que el bebé duerma:

Antes de comenzar a ver remedios para los bebés que no duermen tendremos que ver si el problema es algo puntual, como por ejemplo que una noche tenga el pañal sucio o que tenga hambre, o es algo continuado y que se repite cada noche, como cuando les acostumbramos a que duerman con nosotros y luego no saben hacerlo solos.
Cuando el bebé no duerma y llore, puede que tenga un cólico o puede que necesite un poco de luz para que no se sienta asustado.
En cambio si notamos que se muestra intranquilo, y que incluso su respiración no es regular o normal puede que tenga problemas con un ambiente cargado por lo que un humidificador que refresque el aire será la mejor solución.
Por otro lado, podemos optar por colocar un pequeño reloj de tic tac, un muñeco que tenga una musiquita o acostarlos en la cuna, cantarles una nana y acostumbrarles a que después duerman solos.

La temperatura. Los más pequeños sufren mucho el calor y el frio. Por ello no se les debe abrigar en exceso ni en defecto. El pijama, la sábana y una colcha de algodón o de lana, en función de la estación, son suficientes. Los saquitos de dormir también son una alternativa válida. La temperatura se puede controlar instalando un termómetro en su habitación. Asegúrate de que el mercurio se sitúe entre 20 y 22 grados.El capazo y la cuna. En los primeros meses (normalmente hasta el cuarto) el niño dormirá en un capazo o moisés. Cuando empiece a girarse y a moverse con cierta autonomía, habrá llegado el momento de pasarle a la cuna. La postura recomendada por los expertos para evitar lo que se conoce como muerte súbita del lactante es boca arriba. Es importante que el capazo o cuna sea plana, rígida y robusta, y que el colchón tenga caras para las estaciones de invierno y verano. Es conveniente que el material de fabricación favorezca la transpiración. Así mismo, se debe evitar la almohada en los primeros meses. Cuando se empiece a colocar, debe ser muy baja -de un par de centímetros de espesor-, de material antialérgico y antiasfixia.

La posición. Los pediatras recomiendan poner al bebé boca arriba para evitar el síndrome de muerte súbita del lactante.

El pijama. Para los bebés lo más prácticos son los conocidos peleles, que cubren incluso los pies. Lo importante es que el niño no esté excesivamente abrigado. Para los mayores un pijama de dos piezas, siempre de fibras naturales (y preferiblemente elástico), ayudará a conciliar mejor el sueño.

Enseñarle a dormir. Para evitar problemas a la hora de dormir es aconsejable comenzar desde los primeros meses con una serie de acciones, iguales cada día que permitan que el lactante asocie la primera de ellas con el tiempo de dormir. Lo habitual es iniciar la serie con el baño, siguiendo con el pijama, la cena… La rutina debe ser fija cada día para que el bebé termine adoptando este comportamiento.

La luz. Si el niño tiene miedo a la oscuridad, puede dejarse una lámpara encendida junto a la cama del pequeño pues le ayudará a tranquilizarse y conciliar mejor el sueño.

El objeto de confianza. Un peluche, una camiseta… Cualquier objeto puede dar seguridad al pequeño en ausencia de la madre. Por este motivo, el niño suele recurrir a estos objetos cuando tiene problemas para dormirse. Lo más importante es no olvidar nunca el objeto en la cuna cuando el niño se haya dormido.

Dormir con los padres. Hay que ser consciente de que una vez adquirida esta costumbre puede resultar difícil abandonarla. La mayoría de los expertos son partidarios de que el niño no duerma en la cama con los padres. Se asocia al riego de muerte súbita en los bebés, favorece el riesgo de caídas de la cama y axfisia al ser aplastado por el cuerpo de los padres. Dificulta el descanso y la independencia de los padres. Dificulta el correcto desarrollo de los hábitos de sueño del bebé. Así pués lo ideal es acostumbrar al bebé a que duerma en su cuna.

Dormir en brazos. Como en el caso anterior, dormir al niño en brazos es un riesgo porque luego resulta difícil deshabituarle. Suele facilitar el sueño pero puede crear una excesiva dependencia.

El método Estivill ¿sí o no?:

Los problemas más severos de los bebé que no duermen se traducen en un verdadero trauma para los padres que no ven descanso alguno y que además tienen que sufrir los lloros del bebé reclamando su presencia.
Existe un método, conocido como método Estivill (ya que lo aplica el doctor Eduard Estivill) y que consiste en dejar que los pequeños lloren en su dormitorio y en ir alargando gradualmente el tiempo que pasa entre nuestras visitas a su dormitorio para calmarlo.
De este modo el pequeño irá dejando de llorar poco a poco y se acostumbrará a la oscuridad.