Shu Uemura, el maquillaje con filosofía e historia de estilo japonés

Jesus L. Rodriguez

Shu Uemura, el maquillaje con filosofía e historia de estilo japonés

El maquillador japonés Shu Uemura ( 1928 -2008 ) fallecido hace ya 3 años continúa lleno de vida y color a través de  su imperio Shu Uemura Cosmetics que fundó en 1982 y  fue adquirido por L´Oréal en 2004. Y a buen seguro que será una marca para la eternidad como tantas otras con un genio que ha pasado a mejor vida detrás del telón. Lo mismo sucedió con el gran perfumista Coty o con la diseñadora Coco Chanel por mencionar sólo un par de ellas. Aunque podría seguir: Dior, Helena Rubinstein, Max Factor, Elizabeth Arden, Balenciaga o Givenchy. Esperamos sinceramente que el espíritu de Shu Uemura perdure mucho años porque fue uno de los grandes artistas del maquillaje. Ahora otros creativos y artistas continúan con fidelidad la labor del genio.

 

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En los años 70, Shu Uemura fue pionero en lanzar la idea de realizar “colecciones temporales” de maquillaje con temas y colores para cada época del año. Creó los primeros “espectáculos de maquillaje” como arte y estableció concursos para descubrir nuevos talentos del mundo entero. Su imaginación iba más allá de las mezclas de tonos cromáticos y las convenciones en materia de colorido. Su trabajo revolucionó el arte del maquillaje, también fue un genio de la industría del color desde su propio universo contemplativo del arte de la belleza global. Shu Uemura consideraba que lo primero que había que hacer era cuidar el lienzo y después atender a los pinceles y las texturas de maquillaje. Trató cada una de las fases del maquillaje como un ritual artístico desde el principio hasta el final. Su obsesión eran los geles y lociones desmaquillantes y otros productos para la limpieza de la piel tanto como de los pinceles.Esos maravillosos pinceles de mil formas capaces de extender el colorete con una simple presión o de fijar los polvos con extraordinaria suavidad y precisión. Sólo con las herramientas ideales se consigue un maquillaje realmente perfecto. Y él lo conseguía. Es un instrumental realmente sofisticado, adorado especialmente por los maquilladores y las semi-profesionales del maquillaje.

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El éxito de la obra depende siempre de la calidad y suavidad de la tez. Por eso mismo la mimaba con grandes dosis de cuidado, limpieza y mucho detenimiento en el uso de desmaquillantes y tónicos. En sus shows, el ritual previo al maquillaje se convertía en una danza de pañuelos de papel y algodones. Los pinceles eran la segunda parte, donde se empezaba a poner el color, los polvos y brillos. Otro paso previo que le hizo famoso fue el rizador de pestañas, uno de los más famosos del mercado.

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Su punto de luz particular fue su proyección desde Hollywood al mundo. Un golpe de suerte realmente que cambió su destino y el nuestro. La oportunidad le llegó en 1962 con la película Mi dulce Geisha, protagonizada por Shirley MacLaine y su salto accidental al mundo del celuloide. Cuando el maquillador de la actriz enfermó, el joven Uemura fue llamado a sustituirle y en los siguientes años se convirtió en el maquillador favorito de las celebrities de la época.

Uemura impulsó e hizo famosos productos como el aceite limpiador del maquillaje, las brochas hechas a mano, los perfumes y sus voluptuosas pestañas postizas.

Sin duda, Shu Uemura forma parte de la generación de creadores japoneses más influyente del  mundo, entre los que nos encontramos con Issey Miyake y Kenzo Takada.

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