La cena es una de las comidas del día que más dudas suele generar, siempre decimos que una excelente opción en estos casos es disfrutar de una fruta o una verdura, sin embargo, ¿cuál de los dos es mejor? Hoy justamente vamos a responder a esta pregunta, de forma que tu cena sea la más favorable, ¡presta mucha atención!
Antes que nada, queremos destacar que ambas son buenas, aunque, no debemos olvidar que las frutas son ricas en azúcares vegetales, por lo que en ocasiones pueden pasarnos factura. Sin embargo, vamos a ver primero las propiedades que nos aporta el cenar una fruta antes de dormir. Lo primero a considerar es que se trata de un alimento que es fuente de vitaminas y minerales, además, nos aporta fibra, lo cual nos ayuda a saciarnos.
Por otro lado, debemos tener en cuenta que la fruta es también conocida como la golosina natural, aporta azúcares naturales que pueden ser contraproducentes en la noche, ya que nuestro metabolismo funciona más lento. Por tanto, la fruta no siempre es la mejor opción siempre, especialmente si no tenemos mucha actividad y nos acostamos después de haberla ingerido.
Las frutas son un grupo de alimentos con una composición nutritiva muy específica. Son abundantes en agua y fibra, fuente indiscutible de vitaminas (vitamina C, ácido fólico, betacaroteno o provitamina A), y de minerales como el potasio y el magnesio. Completan su valor nutritivo los pigmentos, que en las frutas cumplen un doble propósito. Primero su poder colorante, lo que da tono a la piel o a la carne de las frutas (betacaroteno de naranjas, mandarinas y melocotones; licopeno de las fresas; y antocianinas de las uvas y las ciruelas). En segundo lugar, su poder antioxidante, por lo que resultan complementos indiscutibles en una dieta preventiva.
La combinación de todos estos nutrientes en las frutas explica la propiedad esencial de los vegetales para depurar el organismo. Por ello, su consumo habitual se manifiesta en una mejoría física y mental. Se siente la cabeza más despejada y el cuerpo, en particular las piernas, más ligeras y menos pesadas. Se fortalecen las arterias y las venas, con la consiguiente mejora de la circulación sanguínea. Se nota que se orina mucho más, por lo que se eliminan más sustancias de desecho, pero no grasa. Así, quien come fruta siente más ligereza, algo que no necesariamente se ve reflejado en el peso (si la razón del exceso de peso no es la retención de líquidos).
Recuerda que el azúcar acumulado se transforma en gasas. Esto era lo que teníamos para compartir hoy, te animamos a leer lo que tenemos para compartir la semana que viene, ya que estaremos hablando sobre las verduras en la cena.