Cuantas veces dando un paseo por el campo o sentados en una terraza, de repente vemos a alguien que empieza a correr o se levanta dando manotazos al aire. Suele ser un signo inequívoco de que una abeja o una avispa o uno de su familia que anda cerca. Con lo pequeños que son estos animalitos y el terror que producen.
Pero como todo, tiene contrapunto y es que luego las abejas son capaces de ofrecernos algunos de los productos naturales más impresionantes, como son la miel y la jalea real. Puede que sean los más conocidos y usados pero hay otro producto que también es increible, me refiero al propóleo. Es una sustancia de color pardo, olor dulce y sabor agrio que las abejas utilizan para tapar las fisuras que se producen en sus colmenas. Propóleo es una palabra de origen griego (Pro) significa defensa y (Polis) ciudad, por lo que podríamos traducirlo como “Defensa de la colmena”.
El uso del propóleo para fines curativos no es reciente, ya que, en las civilizaciones del antiguo Egipto y en Grecia, se conocían sus propiedades antisépticas y cicatrizantes y, como alivio de numerosas enfermedades. En Roma, su mitología señala que Júpiter transformó a la bella Melisa en una abeja pa ra que pudiera producir una milagrosa sustancia curativa: el própolis. Aparece, incluso, citada en el Corán y existe constancia de que los incas lo utilizaban para tratar estados febriles.
Investigaciones desarrolladas en América, Polonia y Rusia han demostrado algo que ya sabían nuestros antepasados, que mediante el propóleo se puede tratar el acné, la urticaria, el herpes, la formación de abscesos y otras dolencias de la piel. Igualmente, se ha podido descubrir que el propóleo combate algunos tipos de bacterias, hongos y levaduras. Refuerza el sistema inmunitario y evita las infecciones.
La clave, tal vez, de todas las propiedades curativas se encuentra, según los especialistas, en los flavonoides que contiene, que son importantes regeneradores del daño celular vegetal debido a sus propiedades antioxidantes.
Su composición es muy variable, dependiendo de la flora y el clima de cada lugar. Gracias a las investigaciones efectuadas ya se le han detectado más de 250 elementos constitutivos y unos 50 principios activos, lo que explica su gran cantidad de propiedades. Contiene un 50 -55% de resinas y bálsamos, 30-40% de cera de abeja, 5-10% de aceites esenciales o volátiles, 5% de polen y 5% de materiales diversos (orgánicos y minerales).
En cosmética natural se utiliza el propóleos para la elaboración de cremas de belleza (de noche, leches desmaquilladoras, leches corporales y antiarrugas), desodorantes y en lociones para el afeitado.
Lo más frecuente es encontrarlo en forma de pomadas, tinturas, ampollas y píldoras. Pero la firma Arkopharma ha lanzado Arkovox los está comercializando en formatos muy cómodos como son jarabe, gotas, comprimidos y sprays uno de garganta y otro nasal. Fáciles de aplicar y a precios muy interesantes que oscilan entre los 6,90 euros y los 7,90 euros.