Estudios efectuados en bebés recién nacidos, que se sometieron a distintos sabores, muestran que ellos desarrollan cambios en la expresión de su rostro ante el sabor dulce, desarrollando una expresión de relajación con la succión de este sabor. Las preferencias por este sabor existen ya en el feto y siguen existiendo después del nacimiento. Antiguamente cuando el bebé no paraba de llorar, le callaban poniéndole un chupete mojado en azúcar o en leche condensada. Algunas culturas que nunca han consumido azúcar como los esquimales, adaptan fácilmente los productos dulces cuando son insertados en otras culturas, mostrando que no es necesario tener contacto precoz con lo dulce para su aceptación.
Sin embargo se puede vivir sin tomar nunca productos de sabor dulce… aunque “endulzan” nuestra vida y a muchos le provocan cierto placer.
Los edulcorantes son sustancias que nos proporcionan este sabor dulce tan codiciado y se pueden clasificar en:
Naturales como la miel, el azúcar de mesa o sacarosa, la fructosa, la lactosa, la glucosa, la maltosa, los azúcares refinados, el jarabe de glucosa y de fructosa y otros, la dextrosa, los edulcorantes provenientes del maíz, el jugo concentrado de frutas, los azúcares invertidos… Los naturales se denominan también nutritivos ya que nos aportan, como hidratos de carbono que son, 4 calorías por gramo.
Artificiales considerados todos oficialmente como aditivos, tanto en España como en la Unión Europea, y todos llevan por tanto su identificación característica, la E seguida de un número.
Los edulcorantes artificiales pueden ser:
– no nutritivos, con un valor calórico cero, es decir sin calorías, como la sacarina, aspartamo, ciclamato, sucralosa, acesulfamo K…,
– nutritivos como los llamados polioles que nos aportan en torno a 2,4 calorías por gramo. Entre ellos está el Sorbitol, el Xilitol, el Manitol, el Maltitol, el Isomalt, el Lactitol…, y se usan mucho en la fabricación de chicles y bombones. Si son consumidos en exceso tiene efectos laxantes, por ello está desaconsejado en niños pequeños.
Azúcar o edulcorante ¿Qué es mejor para los niños?
La respuesta a esta pregunta sería “depende” ya que la ingesta de uno u otro debería estar determinada entre otras cosas por el estado nutricional del niño así como por la cantidad de alimentos con edulcorante que consume durante el día. En niños, el consumo exagerado de azúcar se relaciona con obesidad, pues su ingesta en grandes cantidades provoca exceso y acumulación de grasa corporal. Por otro lado, el azúcar influye directamente en el desarrollo de caries dentales, un problema muy común entre los niños.
“No hay alimentos buenos y malos sino dietas o formas de alimentarse buenas y malas”
Un consumo excesivo de azúcar, sea blanco o moreno, es indeseable, pero es perfectamente tolerable una ingesta moderada de cualquiera de ellos. En una dieta equilibrada, los azúcares deberían representar del orden de un 10% de las calorías diarias, es decir, unos 50 gramos de azúcar, considerando una dieta de 2.000 kcal
¿Puedo consumir toda la cantidad de edulcorantes que desee?
A este valor se le denomina IDA (Ingesta Diaria Admisible) establecida por la FDA el cual varía dependiendo del edulcorante del que se esté hablando y que se indica por kilo de peso de la persona. La IDA representa la cantidad de edulcorantes que pueden consumirse sin peligro todos los días durante toda la vida, sin riesgo.