La madre que da el pecho a su hijo tiene unas necesidades nutricionales mayores porque parte de los nutrientes se destinarán a la producción de leche. Existen pués, unas recomendaciones específicas en cuanto a la ingesta de nutrientes y hábitos alimentarios.
Si está amamantando, debería producirse una pérdida de peso gradual. Puede perder,en forma segura, alrededor de 3 kilos cada mes sin reducir su producción de leche, siempre y cuando consuma al menos la cantidad mínima de porciones recomendada. Consuma de 4 a 6 comidas pequeñas por día.
Con la leche materna, la madre ofrece al recién nacido un alimento completo destinado a cubrir sus necesidades nutricionales y perfectamente adaptado a sus posibilidades digestivas y metabólicas.
Las necesidades nutricionales de la madre aumentan como consecuencia del esfuerzo metabólico que supone la lactancia. Durante varios meses, gran parte de los nutrientes ingeridos con la dieta se destinarán a la producción de leche para alimentar al bebé.
El tipo de alimentación y el estado nutricional de la madre influirán en la cantidad y composición de la leche producida. La madre deberá alimentarse teniendo en cuenta las modificaciones que sufre la leche materna durante este periodo y el tipo de alimentación que necesita recibir el bebé de acuerdo a su edad.
La alimentación de la madre durante la lactancia debe ser variada y rica en energía, lípidos, proteínas y vitaminas con el fin de cubrir de forma óptima sus necesidades y las del lactante.
Respecto a las proteínas, también debe aumentar su consumo respecto a las recomendaciones en mujeres no lactantes ni gestantes. La toma correcta es de 2 g de proteína por peso corporal y día, cuando en una persona no lactante es de 1 g. Además, se recomienda priorizar el uso de proteínas de alto valor biológico.
En cuanto al contenido de hidratos de carbono y grasas, la recomendación es la normal y no existe variación respecto a una dieta no lactante.
Los minerales con mayor demanda son el calcio y el fósforo, algo lógico teniendo en cuenta que participan en la mineralización ósea, desarrollo dental y neurológico del bebé, por lo que dichos minerales deberá aportarlos la madre a través de la lactancia materna.
En lo que respecta a las vitaminas, existe un aumento generalizado en la necesidad de todas ellas, bien sean hidrosolubles o liposolubles.
Otra parte fundamental en esta etapa es la hidratación cuidadosa, ya que la leche materna está compuesta fundamentalmente por agua y, por tanto, las necesidades de líquido aumentan en la madre. Los líquidos deberían estar presentes en la dieta en una cantidad de 2,5-3 litros al día, aproximadamente.