Miel de abeja para las alergias

Jesus L. Rodriguez

Miel de abeja para las alergias

La miel cuenta con múltiples cualidades terapéuticas pero ¿podemos utilizarla también para diferentes alergias? bueno, hoy analizaremos la miel de abeja para las alergias ¿es realmente efectiva? ¿Qué otros beneficios entrega a nuestro cuerpo? ¿Para qué tipos de alergias podría ser eficaz?

Sobre este tema, algunos investigadores nos sugieren que el consumo de miel es eficaz para reducir el riesgo de desarrollar alergias, especialmente si consumimos miel, una miel sin procesar, lo que se conoce como miel de abejas. Debemos conocer que las abejas visitan muchas flores y recogen muchos alérgenos, por lo que la teoría nos sugiere que estos rastros de alérgenos en la miel, logran actuar como una especie de vacunas e inducen a diversos micro organismos para que logren prevenir las alergias.

Miel de abeja para las alergias

Los estudios señalan que la miel es eficaz como un anti-alergénico, sin embargo, las teorías como la antes señalada aun no logran ser validadas, a pesar de que se han visto beneficios en personas que sufren de alergias constantes, no se ha logrado establecer fehacientemente el enunciado sobre la miel de abeja para las alergias. Esto se debe a que la miel juega un papel diferente en quienes las consumen, y los estudio científicos, no han logrado apoyar el concepto, debido a que queda inconcluso ante las respuestas diferentes en las personas y alergias.

Diversos investigadores de la Universidad de Connecticut en los Estados Unidos, realizaron un estudio para probar la miel como una especie de vacuna contras las alergias. Un estudio que se llevó a cabo con 36 voluntarios, en donde todos los voluntarios presentaban el padecimiento de rinoconjuntivitis alérgica, una alergia nasal que es estacional. En este estudio, los investigadores hicieron tres grupos separados en una docena de voluntarios por cada grupo. El primer grupo consumió miel sin procesar, miel casera entre comillas, fabricada por abejas, mientras que el segundo grupo consumió miel procesada. Finalmente el tercer grupo consumió una mezcla de jarabe de maíz endulzada, pensando que lo que consumían era miel. En los primeros 10 días de esta investigación, cada participante consumía una cucharada de miel y era llevado ante los equipos de investigadores para controlar los síntomas, tomando medicamentos si era necesario.

Los voluntarios no experimentaron cambios significativos, y el equipo de investigación fue capaz de identificar cualquier mejora en el primer grupo. El estudio concluyó que la miel realmente no redujo los síntomas de la alergia, y que los informes médicos de los primeros grupos eran idénticos al grupo que consumió jarabe de maíz.

En otro estudio realizado por investigadores en Finlandia, un grupo de pacientes con alergias al polen consumieron miel enriquecida con este producto, directamente sin procesar, lograron mostrar una mejora a este padecimiento. Los voluntarios consumieron diariamente la miel por 150 días antes de la estación polínica. Los resultados lograron mostrar que los pacientes, que consumieron la miel fortificada, tenían 60% de mejora en relación con quienes no consumieron miel.

La investigación indicó que mientras la miel de abeja ayudó a reducir los síntomas alérgicos, no se podría concluir si realmente la miel sin procesar podría ser utilizado como un tratamiento único para eliminar alergias, a lo más, se podría considerar la miel de abejas como un complemento para las alergias que se producen por el exceso de polen por ejemplo en primavera, pero no podría ser utilizado para todas alergias como es la rinoconjuntivitis.

La miel tiene muchos usos medicinales y es un ingrediente habitual en nuestra cocina. La miel de abejas no podrá ser eficaz contra todas las alergias, pero esta cuenta con múltiples propiedades antibacterianas y antimicrobianas, que son compuestos que pueden ayudar a tratan una amplia gama de aflicciones.

Como precaución sobre el consumo de la miel, a pesar de que este alimento cuenta con múltiples beneficios y usos, los bebés menores de un año de edad no deberían ser alimentados con este producto. Esto se debe a que hay posibilidades de que el bebé pueda contraer botulismo o pueda sufrir de intoxicación alimentaria debido a las esporas que se encuentran en la miel, sobre todo en aquella que se encuentra sin procesar. Las esporas que se encuentran en la miel de abejas, pueden crecer en el tracto intestinal para liberar una toxina que puede resultar incluso, en el peor de los casos fatal para un bebé.

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