Los pistachos son deliciosos, y sus beneficios para la salud han sido destacados en numerosas investigaciones. Sabemos por ejemplo que los pistachos permiten bajar los niveles de lípidos y lipoproteínas, que en altas cantidades son un riesgo para la salud cardiovascular, y ahora salen a luz nuevos beneficios del pistacho.
Los responsables de ello son los mismos científicos a cargo de la investigación anterior, liderados por Penny Kris-Etherton de la Universidad del Estado de Pensilvania, quienes han descubierto que los pistachos permiten reducir los niveles de colesterol malo.
La profesora y sus colegas se inspiraron en el alto componente de beta-caroteno y vitamina E en este alimento, para comprobar su accionar en relación a la reducción de los niveles de colesterol malo.
Al testear el efecto del pistacho en individuos se comprobó que tenían menores niveles de colesterol concentrado. Además, entre los componentes de los pistachos que hacían ello posible se destacó su contenido en antioxidantes.
Los pistachos son un fruto seco exquisito, que consumido moderadamente y con relativa frecuencia puede resultar muy beneficioso para nuestro organismo.
Salud del corazón
Se ha demostrado que los pistachos son un fruto seco que reduce el colesterol LDL («malo») y aumenta el colesterol bueno HDL después de un corto período de consumo regular. Su alto contenido en antioxidantes tales como las vitaminas A y E, le dan la capacidad para luchar contra la inflamación, para proteger los vasos sanguíneos y reducir nuestro riesgo a desarrollar enfermedades cardiacas. También se ha demostrado que incluso con un consumo moderado de pistachos, los niveles de luteína aumentan. La luteína es un antioxidante muy conocido en la protección contra el colesterol oxidativo LDL y en la reducción del riesgo de desarrollar enfermedades cardiacas.
Ayuda para la diabetes
Comer pistachos puede ayudarte a prevenir la diabetes tipo 2. Con una sola taza de pistachos obtienes el 60 por ciento del valor diario recomendado de fósforo mineral. Además liberar las proteínas en aminoácidos, el fósforo ofrece una ayuda extra en la intolerancia a la glucosa.
Sangre sana
Los pistachos son una fuente increíblemente rica de vitamina B6. La vitamina B6 es un componente esencial en la producción de hemoglobina, la proteína responsable del transporte del oxígeno a través del torrente sanguíneo hasta las células. De la misma forma, se ha comprobado que aumenta la cantidad de oxígeno transportado.
Sistema nervioso
La vitamina B6 tan abundante en los pistachos tiene una amplia gama de efectos sobre el sistema nervioso. Las moléculas de mensajería llamadas aminas requieren aminoácidos para desarrollarse, que a su vez, dependen de la vitamina B6 para crearse. Además, la vitamina B6 desempeña un papel crucial en la formación de la mielina, la vaina aislante que rodea las fibras nerviosas, la cuál permite una mensajería óptima entre los nervios. Además, la vitamina B6 contribuye a la síntesis entre la serotonina, la melatonina, la epinefrina y el ácido gamma-aminobutírico o GABA, un aminoácido que calma la transmisión de los impulsos nerviosos en el sistema nervioso.
Salud ocular
Los pistachos contienen dos carotenoides que no se encuentran en la mayoría de los frutos secos. Estos carotenoides, llamados luteína y zeaxantina, funcionan como antioxidantes protectores, en la defensa de los tejidos contra el daño provocado por los radicales libres. El consumo de pistachos también se ha relacionado con una disminución en el riesgo de desarrollar una enfermedad ocular relacionada con la edad, llamada degeneración macular, que es la causa principal de discapacidad visual y ceguera.
Sistema inmunológico
Un sistema inmunológico saludable requiere una ingesta adecuada de vitamina B6, una vitamina abundante en los pistachos. Un exceso de vitamina B6 puede retardar la actividad cerebral, así como disminuir la eficacia del sistema inmunológico para combatir las infecciones. La vitamina B6 que se encuentra en los pistachos también ayuda a nuestro organismo a producir glóbulos rojos sanos y a mantener la salud en nuestras glándulas linfoides, como por ejemplo, el timo, el bazo y los ganglios linfáticos, lo que garantiza la producción de glóbulos blancos de la sangre que defienden al cuerpo de las infecciones.