El estilo de vida actual marcado por el estrés y las prisas hacen que cada vez más personas tengan el deseo de invertir algo de tiempo en una terapia relajante. La visita a un balneario es uno de los tratamientos más conocidos por sus beneficios en el bienestar y la salud.
Es conocido por todos que los griegos ya incluían el uso de baños termales dentro de sus hábitos de ocio. Sin embargo, actualmente para muchas personas es un lujo del que disfrutar de vez en cuando, aunque lo cierto es que cada vez más gente se premia con ese regalo. Los motivos que acercan a esta opción son sus conocidas propiedades relajantes, sin embargo, no hay que olvidar sus beneficios curativos.
La composición mineral del agua que se usa para esta terapia es muy rica y diversa y, según se ha demostrado en diversos estudios, es buena para tratar enfermedades crónicas. Además, el trabajo con las temperaturas del agua influye positivamente en el organismo. Esta es la razón por la que puede considerarse una terapia alternativa o complementaria.
Balneoterapia contra las enfermedades crónicas
Las aguas termales elevan la temperatura del cuerpo provocando una sensación reconfortante y estimulando ciertas funciones del organismo. Se eliminan gérmenes y toxinas y se favorece la circulación sanguínea y la oxigenación, hecho que provoca beneficios en el metabolismo y la alimentación de los tejidos. Así, se ayuda a tratar los problemas circulatorios y enfermedades como la diabetes, la obesidad y la gota.
Algunas enfermedades crónicas también pueden mejorar gracias a la balneoterapia. Las dolencias reumáticas, ginecológicas y dermatológicas son algunos ejemplos.
La piel, una gran beneficiada
La piel del cuerpo y de la cara necesita muchos cuidados. Las agresiones del clima como el frío de invierno o el sol y la polución, deterioran, atacan y ensucian la epidermis a diario, por lo que hay que prestar mucha atención a esa parte del cuerpo. Las aguas termales ayudan a tratar los daños ocasionados a la piel gracias a los niveles de azufre de las aguas. El tratamiento de arrugas, cicatrices o heridas tienen resultados óptimos y, además, con la balneoterapia también se pueden atacar los molestos hongos tan difíciles de eliminar. Las enfermedades crónicas de la piel como la dermatitis o la soriasis también muestran grandes mejoras con este tratamiento.
Asimismo, los balnearios se han ganado su fama por los beneficios relajantes de sus tratamientos. Esto se debe a que practicar balneoterapia estimula la producción de endorfinas, unos neurotransmisores que libera el cerebro y causan un efecto de sedante, junto con una disminución de la ansiedad y la gratificante sensación de bienestar que todo el mundo persigue.