Duerme bien, crece sano

Jesus L. Rodriguez

Buenos hábitos de sueño son fundamentales para asegurar nuestra calidad de vida. Hoy dormimos menos que las generaciones pasadas.

¿Cuánto debemos dormir?

El sueño se organiza básicamente en dos fases: la REM (movimiento rápido del ojo, según sus siglas en inglés) y la No REM. Esta última es la que primero se da. Está compuesta a su vez por cuatro fases, con una duración total de unos 60-90 minutos. Después viene la fase REM, que dura unos 20-30 minutos, y es en la que se sueña. Al finalizar esta fase vuelve a comenzar todo el ciclo, que se repite entre cuatro y seis veces a lo largo de la noche.

Teniendo esto en cuenta, el tiempo necesario de sueño reparador se situaría en torno a las 7-8 horas diarias para los adultos, aunque esto varía dependiendo de la persona, y se va modificando con la edad. Por lo general, a más edad, menos se duerme.

La siesta

Esta costumbre tan española, mundialmente conocida, aporta muchos beneficios siempre que se realice de forma correcta.

La siesta no debe durar más de 30 minutos (salvo en los niños), ya que esto nos alteraría el sueño de la noche. Asimismo, no se debe realizar en la cama, siendo preferible el sofá, un sillón, o cualquier otro lugar que sea cómodo y tranquilo.

Una siesta de 15 minutos contribuirá a mantenernos más despiertos y atentos, además de  relajarnosreducir el estrés.

Principales trastornos del sueño

– Insomnio: es la dificultad para quedarse dormido. Puede ser transitorio o crónico (si dura más de cuatro semanas) e influyen tanto factores fisiológicos, como psicológicos y farmacológicos.

– Ronquidos: se producen por la obstrucción de las vías respiratorias altas.

– Apneas del sueño: se da cuando se produce un estrechamiento de las vías respiratorias altas que hacen que la persona se quede sin respiración entre 10 segundos y un minuto. Esta falta de oxígeno hace que se despierte durante la noche.

– Narcolepsia: la Asociación Española de Narcolepsia la define como una alteración neurológica caracterizada por la excesiva somnolencia diurna.

– Otros trastornos: sonambulismo, terrores nocturnos, síndromes de movimientos periódicos de las piernas, pesadillas, etc.

Es también necesario que los niños hasta los cinco años de edad duerman siestas en horarios regulares y de duración adecuada para la edad, así como realicen ejercicio y pase un tiempo al aire libre, indican los especialistas. Y también indican que hay que eliminar alimentos y bebidas de la dieta de los niños que tengan cafeína, como refrescos de cola, café y té.

Qué significan las posturas del sueño

Por ejemplo, afirman que la postura, en la que uno duerme, refleja su personalidad. Destacan cinco posiciones principales:

La postura fetal: se parece a la del feto en el útero: el individuo duerme de costado, con las rodillas dobladas y aproximadas al mentón. Algunos psicólogos afirman que una persona que duerme así no se atreve a enfrentar la vida y tiene problemas de autorrealización.

La postura ‘semifetal’ la adoptan personas equilibradas, tranquilas y fiables que son capaces de adaptarse a cualquier tipo de condiciones.

La ‘postura de los Reyes’ es característica de una de cada cinco personas y provoca el ronquido: el individuo duerme boca arriba, con los brazos y piernas muy extendidos. Es muy típica de las personas que desde la infancia solían ser el centro de atención, que siempre están muy seguras de sí mismas y son muy comunicativas.

Dormir boca abajo es la postura típica para un 12%. Estas personas están acostumbradas a controlar su vida y hacer todo lo posible para evitar acontecimientos inesperados.

Dormir tapando la cabeza con los brazos, como en posición de defensa de las posibles de sorpresas nocturnas desagradables, es la postura que emplean aquellos que sufren estrés, causado por todo tipo de acontecimientos o comportamientos inesperados por parte de otras personas. Sus problemas están vinculados con una necesidad tremenda de estabilidad, seguridad y confianza.

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