Cómo entrenar solo sin morir en el intento

Jesus L. Rodriguez

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Entrenarnos en solitario tiene muchos beneficios, desde darnos total independencia para administrar nuestras rutinas y tiempo, hasta permitirnos hacer los descansos que queramos y elegir nuestros lugares favoritos, pero también tiene sus carencias debido a que no habrá nadie más para apoyarnos, asesorarnos, darnos un aliento o regañarnos si intentamos desistir. Por ello aquí te brindamos algunos consejos para entrenar solos sin morir en el intento.

Planificar el entrenamiento bien

Cuando no se tiene un compañero o entrenador que nos recuerde los motivos de nuestro entrenamiento, dejar bien en claro nuestros objetivos es crucial para no errar el camino. Si realizas una lista, mental o escrita, con las metas que deseas alcanzar y la rutina de ejercicios para lograrlas te será de mucha utilidad para analizar tus progresos o deficiencias.

Música energizante

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Acompañar tu rutina de ejercicios con buena música es una excelente forma de mantenerte motivado y de trasmitirte energía. No es necesario explicar los fundamentos de la musicoterapia para comprender que la música, según su tipo y la ocasión, influyen en nosotros de diversas formas, relajándonos, motivándonos, llenándonos de ganas de vivir y de hacer cosas. Por eso es muy importante que elijas las melodías adecuadas que realmente te hagan sentir bien y que potencien tu cuerpo.

Pequeñas metas, grandes victorias

Como te mencionamos antes, uno de los aspectos de entrenar solo es que no contamos con nadie para que nos aliente o que festeje nuestros triunfos, por lo que una buena forma de compensar esta carencia es fijarnos pequeñas metas, no muy complejas de alcanzar, y felicitarnos a nosotros mismos cuando las hallamos sobrepasado, pudiéndonos autorregalar con un pequeño descanso o con el simple pensamiento positivo de habernos superado.

Optar por espacios libres

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Si bien nuestra casa suele ser el lugar más cómodo para ejercitarnos, siempre que podamos es conveniente que salgamos a la calle y practiquemos nuestros ejercicios al aire libre, ya que esto no solo nos empapará con la energía de la naturaleza y la vida que late a nuestro alrededor, sino que también nos permitirá despejar la mente y conocer nuevos lugares y hasta nuevas amistades.

Olvida las excusas

Dado que cuando entrenamos en solitario no hay nadie que nos marque el ritmo, a veces resulta muy fácil decir “no puedo”, “más adelante lo hago” o cualquier otra excusa por el estilo, pero una vez que tomemos esta actitud, difícilmente podamos volver a la buena senda. Toma aire y di “sí, puedo”. Ya sea en el éxito o el fracaso, el único responsable serás tú mismo.

¿No prefieres responsabilizarte de tu propio éxito? 

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