Entrenarnos en solitario tiene muchos beneficios, desde darnos total independencia para administrar nuestras rutinas y tiempo, hasta permitirnos hacer los descansos que queramos y elegir nuestros lugares favoritos, pero también tiene sus carencias debido a que no habrá nadie más para apoyarnos, asesorarnos, darnos un aliento o regañarnos si intentamos desistir. Por ello aquí te brindamos algunos consejos para entrenar solos sin morir en el intento.
Planificar el entrenamiento bien
Cuando no se tiene un compañero o entrenador que nos recuerde los motivos de nuestro entrenamiento, dejar bien en claro nuestros objetivos es crucial para no errar el camino. Si realizas una lista, mental o escrita, con las metas que deseas alcanzar y la rutina de ejercicios para lograrlas te será de mucha utilidad para analizar tus progresos o deficiencias.
Música energizante
Acompañar tu rutina de ejercicios con buena música es una excelente forma de mantenerte motivado y de trasmitirte energía. No es necesario explicar los fundamentos de la musicoterapia para comprender que la música, según su tipo y la ocasión, influyen en nosotros de diversas formas, relajándonos, motivándonos, llenándonos de ganas de vivir y de hacer cosas. Por eso es muy importante que elijas las melodías adecuadas que realmente te hagan sentir bien y que potencien tu cuerpo.
Pequeñas metas, grandes victorias
Como te mencionamos antes, uno de los aspectos de entrenar solo es que no contamos con nadie para que nos aliente o que festeje nuestros triunfos, por lo que una buena forma de compensar esta carencia es fijarnos pequeñas metas, no muy complejas de alcanzar, y felicitarnos a nosotros mismos cuando las hallamos sobrepasado, pudiéndonos autorregalar con un pequeño descanso o con el simple pensamiento positivo de habernos superado.
Optar por espacios libres
Si bien nuestra casa suele ser el lugar más cómodo para ejercitarnos, siempre que podamos es conveniente que salgamos a la calle y practiquemos nuestros ejercicios al aire libre, ya que esto no solo nos empapará con la energía de la naturaleza y la vida que late a nuestro alrededor, sino que también nos permitirá despejar la mente y conocer nuevos lugares y hasta nuevas amistades.
Olvida las excusas
Dado que cuando entrenamos en solitario no hay nadie que nos marque el ritmo, a veces resulta muy fácil decir “no puedo”, “más adelante lo hago” o cualquier otra excusa por el estilo, pero una vez que tomemos esta actitud, difícilmente podamos volver a la buena senda. Toma aire y di “sí, puedo”. Ya sea en el éxito o el fracaso, el único responsable serás tú mismo.
¿No prefieres responsabilizarte de tu propio éxito?