La lasaña es un platillo delicioso y reconfortante que a menudo se asocia con una gran cantidad de calorías y grasas. Sin embargo, es posible disfrutar de este plato clásico italiano de manera más saludable sin comprometer el sabor.
El gran problema de las masas es que absorben con facilidad los nutrientes y calorías de otros alimentos, como carbohidratos, proteínas, grasas, dejando el plato aun más concentrado.
Además, dependiendo de la salsa elegida, la cantidad calórica de una lasaña puede subir al cielo.
Si quieres comer lasaña, pero no quieres engordar o saltar la dieta, te dejo con algunos trucos de nutrición que te ayudará a mantenerte firme:
Elige Ingredientes Más Saludables
Una de las formas más efectivas de reducir las calorías y grasas en la lasaña es optar por ingredientes más saludables:
Sustituye la Carne:
En lugar de carne de res o cerdo, considera usar carne magra de pollo, pavo o incluso proteínas vegetales como el tofu o las lentejas.
Queso con Moderación:
Reduce la cantidad de queso o utiliza versiones bajas en grasa. Mezcla quesos más intensos en sabor, como el parmesano, para mantener el sabor sin necesidad de grandes cantidades.
Pasta Integral:
Considera usar láminas de lasaña integral en lugar de las tradicionales. La pasta integral contiene más fibra, lo que puede ayudarte a sentirte más lleno y satisfecho con porciones más pequeñas.
Incrementa las Verduras
Agregar más verduras a la lasaña no solo la hace más nutritiva, sino que también ayuda a reducir las calorías totales:
Capas de Verduras:
Intercale capas de espinacas, berenjenas, calabacines u otras verduras entre las capas de pasta y queso.
Salsa de Tomate Casera:
Utiliza una salsa de tomate casera llena de vegetales en lugar de salsas comerciales con alto contenido de azúcar y sodio.
Controla las Porciones
Una porción adecuada es clave para evitar el exceso de calorías:
Tamaño de la Porción:
Sirve porciones más pequeñas y acompáñalas con una ensalada o verduras al vapor para llenarte.
Evita las Segundas Porciones:
Disfruta de una porción y espera unos minutos antes de decidir si realmente necesitas más.
No te sientes en la mesa para comer con hambre. Haga una pequeña merienda entre el desayuno y la comida; así no atacarás el plato de lasaña como si no hubiera mañana. Funciona.
Empieza la comida por platos ligeros, como un plato de ensalada o legumbres. Ellos irá proporcionar más saciedad y dejarán menos espacio para lasaña.
Las salsas son las reinas de las calorías y la salsa boloñesa utilizada en la lasaña no es excepción. El tomate sumado a la carne picada puede elevar bastante las calorías de la masa. Lo ideal es apostar solamente en el extracto de tomate.
Cuanto a los rellenos, hay diversas recetas de lasaña que llevan atún, pollo, jamón y queso. Prefiera siempre las opciones light o lasañas vegetales, Los quesos como ricota o cottage son buenas opciones. El jamón sin capa de grasas o pechuga de pavo también.
Preparación y Cocina Saludable
La forma en que cocinas también afecta las calorías totales de tu lasaña:
- Cocción al Horno: Cocina la lasaña en el horno en lugar de freírla para reducir el contenido de grasa.
- Retira el Exceso de Grasa: Si usas carne, asegúrate de escurrir el exceso de grasa antes de montar la lasaña.
Equilibrio y Moderación
Recuerda que no es necesario eliminar completamente los alimentos indulgentes de tu dieta:
Ocasiones Especiales: Disfruta la lasaña en ocasiones especiales sin sentirte culpable. El equilibrio es la clave.
Compensación: Si sabes que disfrutarás de lasaña en una comida, elige opciones más ligeras en las otras comidas del día.
No te Prives por Completo:
Es importante permitirte disfrutar de tus platos favoritos de vez en cuando, incluso si no son los más saludables. El equilibrio es clave, y un pequeño capricho ocasional no arruinará tus esfuerzos en general.
Controla las capas de queso:
Utiliza queso ricotta bajo en grasa o requesón en lugar de versiones completas de grasa. Considera reducir la cantidad de queso y mezclarlo con espinacas o verduras para aumentar el contenido nutricional y reducir la densidad calórica.
Personaliza tus Recetas:
Ajusta las recetas según tus necesidades y preferencias personales. Si tienes restricciones dietéticas o alergias, busca alternativas que se adapten a ti sin comprometer el sabor.
Evita el Exceso de Salsas Cremosas:
Las lasañas con capas de salsas cremosas, como la bechamel, pueden aumentar significativamente el contenido calórico. Opta por salsas a base de tomate o incluso salsas de yogur natural para reducir las calorías sin sacrificar el sabor.
Busca Versiones más Ligeras:
Existen recetas y productos en el mercado que ofrecen versiones más saludables de la lasaña. Algunas marcas ofrecen opciones reducidas en calorías y grasas que pueden ser útiles cuando buscas una alternativa rápida.
En resumen, la lasaña es un plato delicioso, pero no puede hacer parte, frecuentemente, de una dieta para perder peso.
Comer un pequeño trozo de lasaña, acompañada de una buena ensalada, será suficiente para que no pases hambre, disfrutes del plato y no engordes. Mejor imposible.
Recuerda que la moderación y el equilibrio son fundamentales para una alimentación sostenible y placentera. Siempre es recomendable consultar con un profesional de la salud o un nutricionista antes de realizar cambios significativos en tu dieta.