Uno de los grandes problemas que se plantea en la vida de hasta un 25% de los hombres e incluso, aunque de forma mucho más aislada, entre las mujeres, es la alopecia. Esta enfermedad tiene como consecuencia la caída del cabello por culpa de la debilitación del folículo piloso, y aunque no tiene cura, sí existen tratamientos altamente eficaces que pueden ayudar a combatir la enfermedad.
Una de las claves para luchar contra la alopecia es la celeridad, pues cuanto antes se inicie el tratamiento, mejores suelen ser los resultados de éste, ya que se centra en frenar la pérdida de cabello o, lo que es lo mismo, que la caída no vaya a más. Un buen ejemplo de tratamiento sería Finpecia, conocido por ser uno de los fármacos que ofrece un alto porcentaje de éxito y menos efectos secundarios; otras opciones serían la de realizar implantes capilares, pero estos tratamientos son mucho más costosos y requieren esperar a que la pérdida de cabello se detenga, por lo que en muchos casos no sirven para paliar el padecimiento psicológico de quien está afectado por la alopecia. Como siempre, lo importante es ponerse en manos de profesionales de la salud lo antes posible, y así evitar que la enfermedad avance hasta sus estadios finales.
En el hombre, hasta el 99% de los casos de caída de cabello (alopecía) es de naturaleza hereditaria o androgenética. Como todavía no se puede modificar el ADN para evitar ese designio de los genes, cuando la calvicie amenaza hay cuatro posibilidades básicas: resignarse, usar medicamentos, colocarse una peluca u operarse.
Un camino alternativo poco aconsejable -pero recorrido con frecuencia- es dejarse seducir por lociones, cremas y otros productos cosméticos de venta libre que prometen detener la huída capilar. “No son efectivos”, rechaza Rodney Sinclair, dermatólogo australiano de la Universidad de Melbourne, en el “British Medical Journal”. Tampoco han demostrado beneficios el masaje capilar, los cambios de alimentación, el láser, los extractos chinos de hierbas y la estimulación eléctrica.
La propuesta química: minoxidil y finasteride
El primer tratamiento para la alopecía androgenética aprobado por las autoridades sanitarias norteamericanas es la loción externa de minoxidil (al 2 ó 5%): una sustancia destinada inicialmente a bajar la presión, y que ha probado retardar la caída o favorecer un crecimiento moderado del cabello en un procentaje variable de pacientes que oscila entre el 15 y el 60%. Un estudio del Centro Médico Sourasky de Tel Aviv, Israel, constató mejoras cosméticas notables en sólo el 6,6% de las personas tratadas. Actúa mejor en la coronilla que en las áreas frontales de la cabeza. Se suele tolerar bien. En todos los casos hay que aplicarlo dos veces al día y de por vida: si se interrumpe el tratamiento, a las pocas semanas cae todo el cabello que se había logrado sostener y es como si nunca se hubiera intentado detener la calvicie.
Otra opción posible la representan las pastillas de finasteride, un medicamento que en dosis cinco veces más alta se utiliza para controlar la inflamación de la próstata. Interfiere con un derivado de la testosterona. Los estudios más optimistas puntualizan que enlentece la caída en un 83% de los pacientes, y en el 66% permite engrosar las cabellos existentes. “Está indicado solamente para hombres y, en principio, de por vida”, resalta Lusicic. Un artículo de la revista médica “Drugs” señala que el fármaco es bien tolerado, aunque puede producir trastornos de la eyaculación y disfunción eréctil en el 2% de quienes lo toman (ambos problemas se corrigen al suspender la medicación). .
Pelucas y apliques: parches estéticos
Hacia el siglo XVIII, los jueces y nobles usaban prominentes pelucas como símbolo de sabiduría. Hoy, en cambio, la idea es que se noten lo menos posible… aunque muchas veces los intentos son infructuosos. Se pueden fijar sobre los pelos existentes (entretejidos) o colocar sobre su superficie. En el caso de los entretejidos, se aflojan en la medida que crece el cabello y es necesario realizar ajustes o mantenimientos cada pocas semanas, lo que termina agregando un monto sustancial a su costo.
Cirugías: del colgajo al microtrasplante capilar
El fundamento de la cirugía capilar es que aquellos cabellos transplantados en las zonas despobladas logran crecer, más allá del territorio en que hayan sido colocados. Las primeras técnicas quirúrgicas desarrolladas fueron los colgajos (que producen el efecto “vincha”) y los punch (varios grupos de pelos emanan de un mismo punto, como si fuera un cepillo o los cabellos plásticos de una muñeca). “Ambos se dejaron de usar porque fueron un fracaso desde el punto de vista estético”, subraya la cirujana Alejandra Susacasa, coordinadora médica del Instituto Hair Recovery Argentina de microtranplante capilar.
Con los avances de la técnica, el microtransplante capilar pelo por pelo se ha constituido en la única alternativa real para recuperar los cabellos perdidos. El procedimiento es indoloro y demanda unas tres horas. Se extraen unas 4.000 raíces de la parte posterior de la cabeza, o sea, aquellos que están programadas genéticamente para crecer. Y se las coloca una por una en las áreas raleadas, respetando la distribución e inclinación natural. El cabello vuelve a crecer para siempre y -aseguran los expertos- ni siquiera el espejo puede diferenciar el pelo original del transplantado.