En años en los que sufrimos un verano caluroso con altas temperaturas no es de extrañar que aumenten los casos de desmayos por bajadas de tensión. Esto se debe a que cuando la presión sanguínea resulta más baja de lo habitual se producen síntomas como mareos, vértigo y nauseas, entre otras cosas. Además, en el caso de las mujeres esto suele ser más habitual si se padece una menstruación abundante, debido principalmente por la pérdida de hierro.
El exceso de calor de estas fechas provoca con más facilidad hipotensión, producido por la falta de presión arterial en algunas zonas del cuerpo como el cerebro, corazón, riñones, arterias periféricas y el sistema nervioso central, de modo que éstas no reciben el suficiente flujo de sangre. Aun así, no se pueden determinar unos niveles concretos para todo el mundo, puesto que dependiendo de las condiciones de la persona lo que para alguien puede ser hipotensión para otro será su estado normal.
Así, se puede diferenciar entre diversos tipos: la hipotensión ortostática, la más habitual, suele producirse por cambios bruscos en la posición corporal (levantarse rápido); la hipotensión mediada neuralmente afecta sobre todo a niños y jóvenes cuando pasan mucho tiempo de pie; y finalmente la hipotensión grave está producida por una pérdida brusca de sangre debido a accidentes cerebrovasculares, anafilaxia, hemorragias, ataques cardíacos o infecciones graves.
Hábitos contra la hipotensión
Aunque padecer tensión baja puede estar influido por diversos elementos como la ingesta de alcohol, algunos medicamentos (ansiolíticos, antidepresivos, analgésicos, diuréticos…), diabetes, arritmias, insuficiencias cardiacas, etc. lo cierto es que es en la época estival cuando la presión sanguínea disminuye con más facilidad debido a las altas temperaturas del exterior. Asimismo, es importante que para paliar los síntomas (mareos, vómitos, desmayos, palpitaciones, dolor de cabeza, vértigo…) se sigan algunas pautas saludables como permanecer hidratado continuamente, bebiendo mucha agua o recurriendo al té o infusiones de regaliz para subir la tensión; llevar una dieta equilibrada, aumentar mínimamente la ingesta de sal en las comidas, evitar salir a la calle o realizar esfuerzos en las mayores horas de sol, no pasar mucho tiempo de pie y, en casos más graves, su médico le puede administrar algún tipo de tratamiento como sangre por vía intravenosa, antibióticos o algún otro tipo de medicamento.
En verano se producen circunstancias especiales en nuestra vida que pueden alterar la tensión haciendo que baje o que suba: por ejemplo, unas vacaciones pueden reducir la necesidad de tomar medicamentos en los pacientes hipertensos, pero podrían hacer que la falta de inactividad elevara la tensión de personas muy activas o que disfrutan de un trabajo vocacional y agradable al no realizar sus actividades habituales, sintiéndose en un periodo de aburrida inactividad.
El sitio en el que vivimos o el que elijamos para pasar nuestras vacaciones modifica nuestra tensión arterial ya que la altitud (montaña) favorece el aumento de la tensión arterial, mientras que las estancias a nivel del mar reducen la tensión arterial.
Si una persona se expone demasiado al sol en verano, si no repone los líquidos y sales intravasculares adecuadamente, puede sufrir una hipotensión muy grave o choque (shock) hipovolémico. Si en estas circunstancias se produce una vasodilatación general, por ejemplo por un esfuerzo inusual o un baño intempestivo, el resultado puede ser fatal, dando lugar a una grave hipotensión o choque (shock), que puede ser mortal, sobretodo si nos encontramos dentro del agua por el riesgo de ahogamiento. Por eso también que evitar el ejercicio físico a determinadas horas o cuando haga mucho calor, porque es un contrasentido el querer hacer ejercicio para tener una vida sana forzando a nuestro cuerpo y desequilibrándolo.
En verano con frecuencia, se pierde el apetito comiendo menos o Algo muy ligero. Al realizar una comida muy abundante se producen cambios selectivos del flujo de sangre hacia las vísceras abdominales, lo que influye en la tensión arterial, en parte aumentándola por aumento del flujo y en parte reduciéndola por acumulación sanguínea en el abdomen. Es recomendable entre las personas que sufren hipotensión que tomen zumos para que no baje tanto, como forma de ingerir líquidos y así de paso tomar algo frío que nos haga sentir mejor.
Para combatir esta desagradable sensación de cansancio y falta de coordinación que produce la tensión baja en verano, nada como cuidarse un poco y evitar los elementos que pueden provocar su caída.