Con el paso del frío invernal al ligero calor de la primavera, los niños tienen más facilidad para resfriarse. Y es que los cambios tan bruscos de temperatura durante esta estación acaban favoreciendo al contagio.
La alergia es una de las afecciones más comunes en primavera, pero no es la única. Los resfriados también son otra de las enfermedades bastante frecuente en esta época del año, seguramente debido a los cambios de temperatura tan radicales. La diferencia es que, mientras los síntomas de la alergia suelen ser repentinos y se prolongan durante varias semanas e incluso meses, en el caso del resfriado van apareciendo progresivamente y remiten aproximadamente en una semana.
Además, aunque todavía no existen medicamentos para deshacerse de los virus de manera drástica, sí es cierto que se pueden seguir algunos tratamientos para paliar la efectividad de su agresión al organismo.
Hábitos de prevención
El sistema inmunitario de los más pequeños acostumbra a ser un poco inmaduro, por lo que reforzar sus defensas y adoptar algunos hábitos saludables para evitar el contagio se convierte en algo básico:
• La lactancia materna es el método más efectivo contra las infecciones de las vías respiratorias, por lo que si has amamantado al niño estará mejor protegido. Además, procura que lleve una dieta equilibrada.
• Mantelo bien hidratado, administrándole abundante agua y zumos naturales, ya que así protegerás su sistema inmunitario y le ayudará a expulsar toda la mucosidad. Además, también puedes darle yogur natural, ya que contiene bacterias beneficiosas.
• Procura que se lave las manos con asiduidad, especialmente antes de comer y después de jugar, ir al baño, sonarse…etc.
• Intenta que descanse bien por las noches: haz que se acueste pronto y duerma todas las horas que le corresponden, mantén un ambiente idóneo, tranquilo y sin ruidos…
• Evita que esté expuesto a cambios de temperatura muy bruscos, por lo que no lo lleves abrigado en exceso ni tampoco muy destapado por las noches, procura que no le den corrientes de aire, etc.
• En la medida de lo posible recurre a tratamientos naturales contra el resfriado, como la miel con limón, lavados de nariz con suero fisiológico, reposar en cama… y sobre todo, evita automedicarle a base de antibióticos.
– Mantener una buena higiene de las manos: El contacto de las manos con la boca, la nariz o los ojos constituye una de las formas más probables de contagio. Igualmente este se produce de una manera directa o a través de los alimentos que comemos. Un lavado adecuado con agua y jabón antes de manipular los alimentos y antes de comer es una buena manera de evitar que los microorganismos penetren en nuestro cuerpo. Este consejo se hace especialmente necesario siempre que se vuelve a casa, especialmente cuando se vive en las grandes ciudades y las situaciones de contagio son más probables
( tocar pasamanos de escaleras, pomos de las puertas, agarraderos en los metros o autobuses, teléfonos etc.)
– Evitar aquellos espacios cerrados donde haya mucha gente: En estos sitios el peligro de contagio es mucho más grande. Así por ejemplo, andar a pie al trabajo siempre que sea posible, en vez de coger el autobús o el metro, evitar los grandes almacenes, las aglomeraciones de gente, etc., es una buena manera de protegerse contra el resfriado. En los niños pequeños la asistencia a guarderías es una de las causas que produce el contagio. Cuantos menos niños tenga la guardería menores serán las probabilidades de enfermar .
– Ventilar nuestras habitaciones: Aunque dispongamos de calefacción, un cuarto de hora de ventilación de las estancias de nuestra casa es imprescindible para airearla y hacer que los microorganismos no se concentren.
– No abusar de los antibióticos: El uso excesivo de antibióticos hace que que los microorganismos se hagan resistentes a la medicación y resulte más difícil eliminarlos. Nunca deberemos automedicarnos. Además el uso de antibióticos no resulta indicado para el tratamiento de la excepto con enfermos de riesgo y en los casos en que se producen complicaciones como bronquitis, neumonía o sinusitis.
– Cuidar la alimentación : Una alimentación adecuada, rica en alimentos vegetales naturales, resulta imprescindible para mantener nuestro organismo con un sistema inmune en buen estado que permita vencer a los microorganismos. Otro de los alimentos que ha demostrado ser muy útil para la prevención de los resfriados es el yogur, cuyas bacterias parecen neutralizarlos.
– Vestirse adecuadamente: Una ropa adecuada en el lugar adecuado es la mejor manera de evitar el enfriamiento que proporciona las condiciones corporales adecuadas para resfriarse. Conviene abrigarse bien en la calle para no pasar frío y proteger sobre todo la garganta y la cabeza con bufandas y gorros cuando el ambiente lo requiera. Por otra parte demasiada ropa en el interior hará que empecemos a sudar y que tengamos más probabilidades de resfriarnos cuando salgamos a la calle. Bajo ningún motivo debemos tener los pies fríos porque, de ser así, nuestro organismo se enfriará en su conjunto.. Hay que utilizar unos zapatos adecuados y una calcetines que preserven el calor corporal.
– Mantener el grado de humedad ambiental adecuado: Un ambiente reseco en las mucosas respiratorias es la mejor manera de proporcionar el lugar adecuado para el desarrollo de los microorganismos. El uso de humidificadores o vaporizadores durante el invierno, especialmente en lugares con calefacción, es una buena manera de aumentar la humedad ambiental y evitar que las fosas nasales se resequen. Otra buena manera de mantener mejor la humedad es ingerir abundante cantidad de líquidos, en forma de agua o en forma de zumos o líquidos vegetales, especialmente aquellos que sean ricos en vitamina C o en antioxidantes.
– Abandonar el hábito de fumar: El tabaco facilita la aparición del resfriado al disminuir las defensas del organismo. Numerosos estudios han demostrado que los fumadores tienen el doble de posibilidades respecto a aquellos que no fuman. De igual manera aquellos que no son fumadores debería evitar aquellos lugares donde se permita fumar,dado que el fumador pasivo también tiene más probabilidades de contagiarse.
– Dejar descansar el cuerpo: El cuerpo necesita toda su fuerza para combatir la enfermedad, por lo tanto el resfriado requiere descanso en la cama. Cuando se han superado un par de días, y el cuerpo se encuentre mejor ya pueden realizarse pequeños paseos, lo cual contribuirá a descongestionar la nariz.
– Reducir el estrés: La tensión, el nerviosismo, la falta de tranquilidad personal son factores que posibilitan la aparición de la o que retardan su curación al mermar las defensas del organismo. Una actitud más positiva permitirá incrementar las defensas y favorecer una más pronta recuperación.
– En los niños pequeños, amamantarlos con leche materna: Esta refuerza el sistema inmune y previene contra los resfriados y otras enfermedades respiratorias