Diversos son los factores que pueden provocar una quemadura en nuestra piel, como las radiaciones del sol, electricidad, frío, productos químicos y el calor. Cuando ocurre una quemadura, una lesión a la piel provoca mucho dolor, esto porque el cuerpo humano es capaz de tolerar hasta 40° y cuando ocurre una lesión la capacidad de la piel para regenerarse de manera natural se pierde; pero se puede ayudar a quienes padecen una quemadura gracias a los primeros auxilios, los que pueden evitar que la situación se vuelva más grande.
Pero es fundamental identificar el tipo de quemadura que se está tratando, encontrando quemaduras de primer grado, donde solo la capa externa de la piel se ve afectada y se genera un enrojecimiento de la piel la que es sensible al contacto; también se encuentran las quemaduras de segundo grado, las que se caracterizan por ser un poco más profundas y ampollas aparecen en la piel, siendo quemaduras muy dolorosas. Por último se encuentran las quemaduras de tercer grado donde se puede ver el tejido de la piel carbonizado y las terminaciones nerviosas se ven destruidas, esto puede generar una ausencia de dolor.
Primeros auxilios para quemaduras en la piel
Toda quemadura puede ocasionar problemas importantes a la salud, pero es necesario prestar atención a la totalidad de la superficie quemada ya que esto nos indicará si se trata de una quemadura de primer, segundo o tercer grado; además esto puede indicar si la quemadura necesita de una atención en servicios de urgencia o solo bastará con la aplicación de primeros auxilios. Lo primer que se debe hacer es quitar todos los elementos que estén ocasionando la quemadura, es decir, apagar fuegos, retirar productos químicos, etc. En el caso de que la persona está siendo quemada por grandes llamaradas de fuego, la manera correcta de apagar las llamas es que la persona ruede.
Luego de esto es necesario buscar otras posibles lesiones como fracturas o hemorragias, tratando siempre la lesión que sea más grave; en el caso de presentar una quemadura de primer grado, las cremas hidratantes y el gel de aloe vera son productos muy beneficiosos. Después es necesario refrescar la zona quemada, para esto aplicar agua en abundancia es lo recomendable por lapsos de 20 30 minutos; siendo importante no aplicar agua muy fría porque se puede generar una hipotermia en el caso de que la quemadura haya afectado a todo el cuerpo.
Se deben quitar las ropas quemadas y todos los elementos que mantengan el calor de la quemadura, pulseras, anillos y todo elemento necesario se debe ser quitado. Después se debe envolver la lesión con una gasa o paños que estén limpios, los que además deben estar humedecidos; destacando que el vendaje debe estar flojo y no muy apretado.
Lo que no se debe hacer en las quemaduras
No se deben aplicar cremas o pomada en una quemadura de segundo o tercer grado, solo es recomendable aplicar agua. No se debe enfriar demasiado a la persona afectada, solo se debe enfriar la zona quemada; además no se debe dar vía oral agua, analgésicos ni alcohol. Tampoco es recomendable reventar las ampollas ya que esto aumenta las posibilidades de que gérmenes entren a la piel.
No se debe despegar la ropa cuando está pegada a la piel esto puede provocar lesiones de mayor gravedad, tampoco se debe dejar sola a la persona afectada siempre se debe estar cerca de ella para brindar los cuidados necesarios. Gracias a los primeros auxilios se puede ayudar a una persona que ha sufrido una quemadura, pero es necesario identificar cuando es necesario llevar a la persona a servicios de urgencia.
Si una persona presenta síntomas de shock, es decir muestra una respiración irregular, tiene inconsciencia, pulso rápido o débil y labios y boca seca, es una señal de alarma de que se debe asistir a un servicio de urgencia. También es señal de alarma si tiene quemaduras en el cuello o la cabeza, si las quemaduras presentan lesiones a los ligamentos o músculos; y si la persona tiene más de 60 años o si es un niño menor de 5 años. En cualquiera de estos casos lo recomendable es llevar al afectado a un servicio de urgencia, siempre en posición lateral, para evitar un cuadro de vómitos.