Cuando el invierno comienza a irse y empiezan a asomar los primeros soles primaverales, es el mejor momento para iniciar nuestro plan de acondicionamiento físico para el verano, garantizando una buena etapa de preparación, un proceso continuo de ejecución y la obtención de resultados duraderos para estar listos desde el primer día en que el calor estival nos invita a mostrar nuestro cuerpo.
Por lo general, nos acordamos a última hora de modelar nuestra figura y solemos extenuarnos con dos meses de gimnasia excesiva y una rutina a corto plazo que no hace más que agotarnos física y mentalmente, para obtener resultados que apenas nos duran unos días. En Vivir Salud te contamos cómo hacer para tener el cuerpo que deseas, de manera permanente y sin riesgos de agotamiento ni pagar gimnasios caros para estar en forma.
Una rutina moderada
Empezar a realizar los ejercicios con suficiente anticipación es la clave principal para que los resultados obtenidos no sean producto de un esfuerzo extenuante, sino un cambio de metabolismo con una adaptación del cuerpo a una nueva vida mucho más saludable y físicamente activa.
1. Ejercicios modeladores
El error de las rutinas cortas es que destinan una fuerte carga de ejercicios específicos para ciertos músculos y zonas de nuestro cuerpo. Lo que necesitamos es generar un hábito, a través de actividades aeróbicas que modelen nuestro cuerpo, por ello el primer paso podemos darlo saliendo a caminar, a correr, andando en bicicleta o bailando. Estos ejercicios balancean nuestro organismo y lo acostumbran a realizar actividad física.
2. Variedad y constancia
Sin dudas, estos son los dos baluartes de toda rutina de ejercicios. Ir alternando la actividad favorece la diversión y garantiza la constancia. Lo recomendable es practicar este tipo de ejercicios por al menos 40 minutos tres veces durante la semana, que es cuando se produce el mayor sedentarismo, y completar la rutina con una actividad deportiva o recreativa durante el fin de semana.
3. Gimnasia doméstica
Como el objetivo primario del plan de acondicionamiento físico es habituar el cuerpo a la actividad, realizar simples ejercicios domésticos mientras desarrollamos nuestra rutina diaria es un aporte fundamental en pos de alcanzar la meta establecida.
Así, reemplazar el transporte público por una caminata hacia el trabajo o el cargar las bolsas del supermercado en vez de utilizar los carritos con ruedas son situaciones que pueden arrojarnos un plus de ejercicio sin que notemos que estamos realizando un esfuerzo a propósito. Al fin y al cabo, ejercicios que no parecen ejercios.
También existen otras prácticas domésticas que nos ayudan a ejercitarnos, como cortar nosotros mismos el césped de nuestro jardín, pasear al perro, limpiar la pileta de casa o baldear la vereda.