Grecia lleva los últimos cuatro años sumida en una ‘guerra’ que poco tiene que ver con las disputadas por Alejandro Magno o el Imperio Otomano, pero que también está pasando factura a sus ciudadanos… y no sólo en lo que se refiere al terreno estrictamente económico. La crisis a la que se enfrenta la cuna de la cultura occidental está removiendo los viejos cimientos del país donde se ‘inventó’ la democracia de tal forma que uno de sus principales pilares, la salud, tampoco se escapa a las consecuencias del calvario económico.
Esta es la conclusión a la que han llegado varios doctores ingleses desde el último editorial que publica ‘The Lancet’. Según varios autores entre los que se encuentra Alexander Kentikelenis, de la Universidad de Cambridge, y el profesor Martin McKee, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, los datos recogidos de las estadísticas de la Unión Europea sobre la renta y las condiciones de vida antes y durante de la crisis hacen que califiquen de «preocupante» la imagen de la salud del país heleno.
Así, pocas estadísticas se libran de la quema del pesimismo. Recogiendo los datos de cerca de 13.000 griegos en 2007 y de algo más de 15.000 en 2009, se observa que hay una reducción de un 15% a la hora de visitar al médico en este último año respecto a la situación previa a la crisis aunque son conscientes de la importancia de las revisiones. «Esto no se debe a que los ciudadanos no puedan pagarse la visita», acentúan los autores al explicar que según qué servicios son gratis o muy baratos, «pero sí a los problemas de oferta», indica el profesor McKee.
Entre ellos, se encontraría el recorte en casi un 40% del presupuesto de los hospitales, lo que lleva a la falta de personal, la escasez de suministros médicos o los sobornos al personal médico para saltarse las listas de espera.
Así, y aunque muchos esperan a ‘sentirse mejor’, los datos resaltan que de 2007 a 2009 se ha producido un aumento del 14% de griegos que dicen sentirse ‘mal’ o ‘muy mal’. Una cifra a tener en cuenta por los autores, que señalan la importancia de la percepción de los ciudadanos para evitar males mayores. Precisamente, una de las cifras que más preocupan es la tasa de suicidios: un 17% más en los dos años de estudio y con perspectivas poco halagüeñas. Según datos no oficiales de 2010, se calcula un aumento del 25% respecto a 2009.
Sida, heroína y alcohol
Uno de los principales apartados de este estudio está dedicado al incremento del abuso de las drogas y otras enfermedades relacionadas con esta práctica. Así, en un país que ha visto reducidas en un 40% las prestaciones por enfermedad debido al ‘tijeretazo’ en los presupuestos, se ha observado un incremento significativo de infecciones por VIH a finales de 2010. Así, los datos más recientes recopilados en ‘The Lancet’ muestran que se está en camino de aumentar estas infecciones en un 52% a finales de este año comparándolo con el pasado año, lo que en números totales significaría pasar de 605 casos a 922, la mitad de ellos atribuibles a los usuarios de drogas por vía intravenosa.
Y si hablamos de drogas, la reina es la heroína, con más de 24.000 usuarios a finales de 2010 y sin que encuentren programas de ayuda, ya que la crisis ha acabado con casi un tercio de ellos.
Vistos los datos cabe preguntarse si hay algo bueno. Y así es: el consumo de alcohol. Entre las pocas cosas que parece que no se han reducido en Grecia se encuentran los números de controles en las carreteras y el único dato para la alegría muestra una disminución importante del número de borrachos al volante y, más en general, del consumo de alcohol.
«En general, la imagen de la salud en Grecia es preocupante», resume McKee. «Nos recuerda que, en un esfuerzo por financiar las deudas, la gente común está pagando el precio más alto: perder el acceso a la atención sanitaria y los servicios de prevención, caer en un mayor riesgo de contraer VIH y enfermedades de trasmisión sexual (pues ha aumentado la prostitución y el sexo sin seguridad) y, en el peor de los casos, perder la vida. Hay que asegurar que la crisis griega no socave la última fuete de riqueza del país, su gente», finalizan los autores desde ‘The Lancet’.