Hace unas semanas comentaba cómo mi pequeño salvaje de 4 y yo tuvimos polémica en la cocina a cuenta de una pelota: él se empeñaba en estamparla contra el muro de azulejos mientras yo intentaba conducirle hacia otros menesteres, como el dibujo o la plastilina.
Batallitas aparte, quisiera hoy acercar la reflexión hacia el terreno de los juegos infantiles: la sociedad nos advierte de la necesaria educación no sexista a la hora de elegir los juguetes de nuestros chicos pero, ¿educamos a las niñas en torno al universo de lo rosa o el hecho de que se pirren por las muñecas deviene de un componente genético? ¿Tienen los chavales una mayor necesidad de movimiento (consustancial a su propia psicomotricidad) frente a los reposados entretenimientos de las chicas?
La Comisión de Igualdad del Congreso ha aprobado una iniciativa que insta a que el Gobierno fomente en los patios de los colegios juegos que no hagan distinción por razones de género, con el fin de que disfruten con entretenimientos diversos. Esto sería un dato positivo por lo que respecta a los espacios públicos. Sin embargo, en el terreno de lo doméstico los valores pedagógicos ya están en manos de cada familia. Las series de televisión y los videojuegos no son de mucha ayuda a la hora de verter modelos educativos en los que los niños puedan verse reflejados, pues la tendencia general es la del protagonista que resuelve sus conflictos a tortazo limpio o la niña que alberga como máxima aspiración convertirse en estrella del pop.
En el caso de los más pequeños creo que, afortunadamente, ningún padre se traumatizará a estas alturas si ve a su hijo entusiasmado con la escoba de la hermanita (ya se sabe que imitan comportamientos y siempre serán testigos de cómo el adulto recoge la casa) o decide pasear a la Barbie de turno. Pero a pesar de esta aparente inversión de los roles tradicionales si tenemos que pensar en qué juguete se llevaría nuestro hijo a una isla desierta, la pelota ganaría la batalla por goleada. Aquí no hay estudio que lo desmienta. Es objeto de chicos y punto de unión entre amigos o desconocidos. Así que volviendo sobre las aptitudes futbolísticas de mi cachorro, he de confesar que la guerra está perdida.
En tu caso: ¿qué tipo de juguetes regalas a tus hijos?, ¿cuál es su juego o juguete favorito?, ¿crees que la tele o los videojuegos influyen en la tendencia general de los niños a jugar a un determinado juego?
Autora: Cecilia Frías