Hallan «apagador» molecular que causa infertilidad o aborto
miércoles, 19 de octubre de 2011
Científicos descubrieron un compuesto que actúa como un «apagador»
molecular en las mujeres: si sus niveles son altos se incrementa el
riesgo de infertilidad y si sus niveles son bajos aumenta el riesgo de
un aborto.
Se trata de una enzima llamada SGK1 que se encuentra en el recubrimiento del útero, dice el estudio publicado en Nature Medicine.
El hallazgo, afirman los científicos
del Imperial College de Londres, demás de tener implicaciones para el
tratamiento de la infertilidad y del riesgo de aborto recurrente, podría
conducir al desarrollo de nuevos anticonceptivos.
Tal como explican los investigadores, una de
cada seis mujeres tiene dificultades para quedar embarazada y una de
cada 100 que intentan concebir sufren abortos recurrentes, los cuales se
definen como la pérdida de tres o más embarazos consecutivos.
Para el estudio los científicos analizaron
muestras de tejidos del recubrimiento del útero que habían donado 106
mujeres que estaban recibiendo tratamiento debido tanto a infertilidad
no explicada como a abortos recurrentes.
Los análisis mostraron que las mujeres con
infertilidad -que habían estado tratando de quedar embarazadas durante
dos años o más- tenían niveles altos de la enzima SGK1.
Por otra parte, en los úteros de las mujeres que habían sufrido aborto recurrente se encontraron niveles bajos de SGK1.
Para confirmar la importancia de este compuesto,
los investigadores llevaron a cabo estudios con ratones y descubrieron
que los niveles de SGK1 en el útero disminuyen durante el periodo en que
los animales pueden concebir.
Cuando los científicos implantaron copias
adicionales del gen SGK1 en el recubrimiento del útero, las ratonas no
pudieron quedar embarazadas.
Esto sugiere, afirman los investigadores, que la
disminución en los niveles de SGK1 es esencial para hacer que el útero
sea receptivo al embrión.
Sin embargo, agregan, si durante el embarazo persisten los niveles bajos de SGK1, esto parece causar problemas diferentes.
Cuando los científicos bloquearon el gen SGK1 en
las ratonas, éstas no tuvieron problemas para quedar embarazadas pero
tuvieron crías más pequeñas y durante el embarazo mostraron indicios de
sangrado.
Esto sugiere que la falta de SGK1 aumenta las probabilidades de un aborto.
Esencial para el embarazo
«Puedo
imaginar que en el futuro podríamos tratar el recubrimiento del útero
«lavándolo» con medicamentos que bloqueen el SGK1 antes de que las
mujeres sean sometidas a tratamientos de IVF»Prof. Jan Brosens
«Nuestros experimentos con ratones muestran que
una pérdida temporal de SGK1 durante la ventana fértil es esencial para
el embarazo» afirma el profesor Jan Brosens, quien dirigió el estudio en
el Instituto de Biología Reproductiva y del Desarrollo del Imperial
College.
«Pero las muestras de tejidos humanos revelan
que las mujeres con niveles que permanecen altos muestran problemas para
embarazarse».
«Puedo imaginar que en el futuro podríamos
tratar el recubrimiento del útero «lavándolo» con medicamentos que
bloqueen el SGK1 antes de que las mujeres sean sometidas a tratamientos
de IVF».
«Otra aplicación potencial es que el incremento
de los niveles de SGK1 podría ser un nuevo método anticonceptivo»,
agrega el científico.
Por su parte el doctor Madhuri Salker, quien
también trabajó en el estudio, señala que «en el futuro, podríamos tomar
biopsias del recubrimiento del útero para identificar anormalidades que
pudieran conducir a un riesgo más alto de complicaciones en el embarazo
y para comenzar a tratar a la paciente antes de que se embarace».
Los expertos subrayan, sin embargo, que todavía
será necesario llevar a cabo más estudios antes de poder llevar este
hallazgo a la práctica.
El profesor Richard Fleming, del Centro Glasgow
de Medicina Reproductiva y miembro de la Sociedad Británica de
Fertilidad, cree que el estudio es «alentador».
«Obtener alto tan claro como esto, con una enzima específica, es sensacional. Nos está dando un foco de atención».
Pero el experto advierte que todavía hace falta confirmar el hallazgo.
«Está muy bien poder medir una deficiencia, pero ahora el siguiente paso es ver si podemos corregirla».
«Sin embargo, ahora por lo menos sabemos dónde hay un problema y podremos explorarlo» expresa el científico.
Fuente: BBC Salud