La medicina natural nos brinda una gran variedad de medicamentos para tratar diversos problemas de salud y, aunque resultan muy sencillos y eficientes, debo confesar que no siempre tienen el mejor sabor. Lo sé, pido demasiado, pero lo cierto es que este problemilla tiene solución. Continúa leyendo y te enterarás de cuál es.
¿Qué tipo de medicamentos eran los que mejor aceptabas cuando eras niño? Seguramente no las píldoras, por lo que la vía más práctica para suministrar un medicamento, ya sea natural o convencional y, especialmente cuando se trata de niños, es el jarabe.
¿Por qué preparar un jarabe casero?
Este remedio natural tiene la particular de prepararse en un 50% a base de azúcar o miel, lo que le brinda al preparado un sabor muy rico que facilita su asimilación por parte del niño y, vamos a confesarlo, también por algún que otro adulto caprichoso.
Aunque el proceso para preparar un jarabe casero es un poco más complejo que otros remedios naturales, no resulta para nada difícil. Con las instrucciones que te daré a continuación podrás tratar una gran cantidad de afecciones y problemas cotidianos de forma natural y sin tener que emprender una batalla para suministrárselo al “paciente”.
Preparar un jarabe casero
Los jarabes caseros son una forma versátil y deliciosa de dar sabor a bebidas, postres y muchos otros platillos. Además de su sabor agradable, los jarabes caseros te permiten controlar los ingredientes y evitar los aditivos y conservantes que se encuentran en los jarabes comerciales.
Lo primero que harás será seleccionar la hierba más adecuada para tratar el problema que te interesa. Puede ser níspero para el catarro, tomillo para la fiebre, para los parásitos intestinales o la planta que más te convenga.
Para comenzar a preparar tu jarabe, debes realizar una infusión o cocción de la planta. Esto es, verter agua hirviendo sobre las hierbas (en el caso de la infusión), o hervir la planta medicinal directamente con el agua (cocción). La diferencia entre estos métodos radica en facilitar la extracción de las propiedades curativas, por ello la cocción se recomienda principalmente para las partes más rústicas, como la corteza o la raíz.
Cuando tengas tu infusión o cocción, déjala reposar entre ¼ o ½ hora, dependiendo de la preparación que hayas realizado.
Ahora coloca tu infusión o cocción en una olla y comienza a calentarla suavemente, a la vez que le añades la misma cantidad de miel. El azúcar también sirve, pero te aconsejo que utilices miel pues le brinda una consistencia y sabor más agradable al jarabe, así como le aporta buena parte de sus importantes propiedades curativas.
No olvides remover continuamente para que los ingredientes se integren bien y evitar que la miel o el azúcar se peguen. Cuando el preparado adquiera la consistencia típica de los jarabes, estará listo para que lo apartes del fuego.
Déjalo enfriar un poco y ya puedes suministrárselo a tu paciente. Si preparaste más de lo que necesitas en el momento, no hay problema, pues puedes almacenarlo para una próxima ocasión. Asegúrate de guardarlo en un recipiente de vidrio y sellarlo con un tapón de corcho para permitir que respire, de lo contrario podría estallar.
Coloca el recipiente en un sitio fresco y oscuro y ya tendrás una pequeña reserva de remedios naturales.
Pasos Básicos para Preparar Jarabes Caseros:
Ingredientes Básicos:
- Agua
- Azúcar o edulcorante de tu elección
- Saborizante (frutas, hierbas, especias, etc.)
Pasos:
- Elige tus Ingredientes:
Decide qué tipo de jarabe deseas preparar. Puedes utilizar frutas frescas, hierbas, especias, flores comestibles, cáscaras cítricas, extractos naturales y más para dar sabor al jarabe. Elige ingredientes frescos y de alta calidad para obtener los mejores resultados.
- Mezcla Agua y Azúcar:
En una cacerola, mezcla partes iguales de agua y azúcar. La proporción de agua y azúcar dependerá del dulzor deseado. Comienza con una relación 1:1 y ajusta según tus preferencias personales.
- Calienta a Fuego Lento:
Lleva la mezcla de agua y azúcar a ebullición a fuego lento, revolviendo para asegurarte de que el azúcar se disuelva por completo.
- Agrega el Saborizante:
Una vez que el azúcar se haya disuelto, agrega el ingrediente que deseas utilizar para dar sabor al jarabe. Pueden ser fresas, menta, vainilla, canela, jengibre, cítricos, lavanda, entre otros. Experimenta con diferentes ingredientes para crear sabores únicos.
- Hervir y Mezclar:
Reduce el fuego y deja que la mezcla hierva a fuego lento durante unos minutos para que el sabor se infunda en el jarabe. Revuelve ocasionalmente.
- Filtrado:
Una vez que el jarabe haya adquirido el sabor deseado, retira los ingredientes sólidos mediante un colador o un tamiz. Esto dejará solo el líquido del jarabe.
- Enfriar y Almacenar:
Deja que el jarabe se enfríe a temperatura ambiente antes de verterlo en un recipiente hermético. Almacénalo en el refrigerador y úsalo dentro de un período razonable.
Recetas de Jarabes Caseros:
1. Jarabe de Menta:
Agrega hojas de menta fresca a la mezcla de agua y azúcar. Úsalo en cócteles, tés o postres.
2. Jarabe de Frambuesa:
Combina frambuesas frescas con el jarabe de azúcar y agua. Ideal para dar sabor a bebidas y helados.
3. Jarabe de Vainilla:
Agrega una vaina de vainilla o extracto de vainilla al jarabe. Úsalo en cafés, batidos o postres.
4. Jarabe de Jengibre:
Agrega rodajas finas de jengibre fresco a la mezcla de azúcar y agua. Perfecto para cócteles, tés o adobos.
5. Jarabe de Canela:
Cocina ramitas de canela con el azúcar y el agua. Úsalo en cafés, lattes y postres.
¿Verdad que es muy fácil? Solo debes averiguar cuál es la planta más conveniente para tu problema y poner manos a la obra para preparar tu jarabe natural.