Afecciones oculares, consecuencias del tabaco

Jesus L. Rodriguez

afecciones-oculares-consecuencias-del-tabacoAfecciones oculares, consecuencias del tabaco. Es la causa directa de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y del cáncer.  Empezar a fumar en la adolescencia y mantener este hábito durante los 20 años siguientes,  resta unos  25 años,  la esperanza de vida de una persona, pero además un fumador puede experimentar una pérdida de la visión hasta cinco años antes que un paciente sano.

El hábito de fumar también está asociado a un incremento del riesgo de sufrir alteraciones oculares, acelera el proceso de envejecimiento celular y agrava distintas enfermedades entre las que se encuentran las cataratas y la degeneración macular asociada a la edad.

Las sustancias tóxicas derivadas  del humo del tabaco se acumulan en todo el cuerpo y, mediante el sistema circulatorio, llegan a los ojos;  afectan al sistema vascular del organismo y por lo tanto también alteran el riego sanguíneo ocular.

A pesar de que una de las principales causas de estas afeciones oculares es el tabaco, existen otras como una dieta pobre en antioxidantes, hipertensión o excesiva exposición al sol.

Es muy importante la prevención y detección precoz, entre cuyos síntomas se encuentran una visión borrosa, imágenes  distorsionadas, inclinadas o que desaparecen,  aumento de la sensibilidad a la luz,   alteración en la estimación de las distancias y las alturas  y notar una mancha negra en la parte central de la visión, en procesos más avanzados.

El tabaco puede agudizar varias enfermedades oculares, pero las más evidentes y frecuentes son las cataratas y la degeneración macular (DMAE). Estas patologías son más comunes en personas fumadoras o expuestas al tabaco. El efecto de envejecimiento que ejerce el tabaquismo en el organismo es lo que hace empeorar estas enfermedades que, principalmente, son atribuibles a la edad.

Síntomas de enfermedades de los ojos relacionadas con el tabaquismo

Usted puede pensar que sus ojos están bien, pero la única forma de saberlo con seguridad es haciéndose un examen completo de los ojos. La degeneración macular asociada a la edad, por lo general no presenta síntomas, por lo que un examen de los ojos es la mejor forma de detectar esta enfermedad en etapas tempranas. Un especialista le echará unas gotas especiales en los ojos para agrandar sus pupilas. Esto permite ver mejor la parte de atrás del ojo, donde una capa delgada de tejido (la retina) cambia la luz a señales que van al cerebro. La mácula es una parte pequeña de la retina que usted necesita para tener una visión central aguda.

Los síntomas de la degeneración macular asociada a la edad pueden ser:

  • Visión borrosa o una mancha borrosa en la visión central.
  • Necesidad de tener más luz para leer o hacer otras tareas.
  • Líneas derechas que se ven onduladas.
  • Dificultad para reconocer rostros.

Algunos síntomas de cataratas pueden ser:

  • Visión nublada o borrosa y mala visión por la noche.
  • Visión doble o imágenes múltiples.
  • Cambio frecuente de la receta de los lentes para leer o lentes de contacto.
  • Resplandor (luces de los carros, lámparas o luz del sol que parece muy brillante o un halo alrededor de las luces).

Degeneración macular: la mácula, una parte de la retina (el tejido sensible a la luz en la parte posterior del ojo), se ve afectada por el cigarrillo ya que sus células se deterioran debido al proceso de oxidación. Por otra parte, las sustancias químicas y tóxicas contenidas en el cigarrillo interfieren con flujo de sangre que llega a la retina, situada en la parte posterior del ojo.

Cuando la mácula se daña, la persona no puede ver con claridad los objetos, que le parecen borrosos y distorsionados, y se le dificulta además la capacidad de distinguir los colores. Los fumadores tienen un riesgo tres a cuatro veces mayor que los no fumadores de desarrollar esta condición. Es más, los no fumadores expuestos con frecuencia al humo de segunda mano, también tienen un riesgo mayor que las personas que no fuman.

Cataratas: éstas ocurren cuando el cristalino (o córnea) del ojo se vuelve opaco (en un ojo normal el cristalino es casi transparente y puede cambiar de forma para enfocar adecuadamente los objetos). El hábito de fumar aumenta el riesgo de desarrollarlas, ya que afecta a las células del cristalino mediante el proceso de oxidación y hace que los metales pesados como el cadmio se acumulen en éste.

Los expertos han encontrado una correlación directa entre el desarrollo de las cataratas y la cantidad de cigarrillos que se fuman a diario. Mientras más se fume, mayor es el riesgo. Por ejemplo, las personas que fuman menos de 15 cigarrillos al día tienen un riesgo dos veces mayor de desarrollar cataratas que los no fumadores, pero quienes fuman 15 cigarrillos o más al día tienen un riesgo hasta tres veces mayor.

Retinopatia diabética: es una de las complicaciones de la diabetes y una de las causas principales de la pérdida de la visión, ya sea parcial o total. Ocurre cuando la diabetes daña los delicados vasos sanguíneos de la retina, que se rompen, dejan escapar sangre o se bloquean, lo que comienza a afectar la visión con el paso del tiempo.

Fumar no es sólo uno de los factores de riesgo para desarrollar diabetes, sino que hace mucho más difícil controlarla y por lo tanto, sus complicaciones se vuelven más serias.

Síndrome del ojo seco: ocurre cuando no se producen suficientes lágrimas para humedecer, limpiar y proteger los ojos que entonces se irritan, arden, se vuelven muy sensibles a la luz y se sienten como que tienen arena.

Si todo esto no es suficiente, conviene saber que el consumo de tabaco se relaciona, además, con daño al nervio óptico, la ambliopía y la molesta conjuntivitis.

Además, los daños que el tabaco puede producir en la vista aparecen cinco años antes en personas fumadoras con respecto a las no fumadoras.Como otras patologías susceptibles de desarrollarse como consecuencia del tabaquismo podemos mencionar la retinopatía diabética, neuropatías ópticas, el ojo seco e incluso el glaucoma, pues la hipertensión, las cataratas y la diabetes constituyen, en sí mismas, factores de riesgo para este grave trastorno ocular.

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