A la gran mayoría de las mujeres, sobre todo a las que vamos alcanzando la madurez, nos importa bastante nuestra la apariencia. Es la primera impresión que vamos a dar en cualquier momento de nuestra vida y no cabe de que un aspecto joven da idea de salud, armonía y energía. A medida que pasa el tiempo, es una ley de vida, nuestro cuerpo se mina dejando atrás la frescura apareciendo la flaccidez, comienzan a salir las temidas arrugas, la piel va perdiendo su tersura, luminosidad, y esplendor y generalmente comienza a apreciarse que nos hacemos mayores. Pero no todo está perdido, ya sabemos que no existe el elixir de la eterna juventud, pero como siempre desde aquí vamos a intentar, gracias a algunos trucos de belleza, para como paliar ese deterioro de cara mantener una imagen, en general, fresca y agradable. Eso si sin caer en peligrosas obsesiones.
Con los tiempos que corren pocas son las que puedan permitirse el lujo de acudir a centros de belleza, ni de operarnos de todo lo operable, ni de comprar carísimos productos de belleza; pero lo que si está al alcance de todas será seguir desde casa algunos sencillos trucos, algo más lentos pero nada perjudiciales que nos ayudarán en nuestro objetivo final.
Dormir entre siete u ocho horas diarias. Esto nos ayudará a levantarnos con una piel tersa, sin ojeras y sin bolsas. No hacerlo con calefacciones extremadamente altas u aires acondicionados ya que resecan una barbaridad. Y no hacerlo más horas indicadas ya que parecerá apagada y nos hará parecer cansadas todo el día.
Vigilar nuestro peso. Una dieta equilibrada rica en frutas y verduras nos ayudarán a ello, así como el evitar comidas copiosas y los dulces. Muy importante beber abundante agua para que nuestros riñones eliminen al máximo las perjudiciales toxinas que vamos acumulando y que tan malas son para nuestro aspecto general. Y por supuesto hacer algún tipo de ejercicio, aunque sea caminar.
Beber suficiente agua: El 70% de nuestro cuerpo es agua y es fundamental procurar un correcto estado de hidratación para lograr optimizar todos los procesos y reacciones químicas que tienen lugar en nuestras células. Nuestro organo más grande, la piel, tendrá un aspecto más saludable si hidratamos el cuerpo con el consumo de alimentos ricos en agua (como frutas, verduras y hortalizas) y bebiendo con frecuencia a lo largo de toda la jornada (agua, zumos, infusiones…).
Duerme lo suficiente: Es uno de los tratamientos más eficaces. Nada como dormir tus 8 horas diarias (incluso más, si tienes la posibilidad), para lucir radiante como una princesa. Reducirás los signos de la fatiga y eliminarás toxinas. Siempre hay excusa para echarse un descanso.
Cuidar nuestro cabello. Independientemente del corte, que elijamos, que procuraremos sea el que más se adecua a nuestro rostros, deberemos llevarlo siempre limpio y bien peinado, teniendo un exquisito cuidado con cubrir las canas y evitar la aparición de espantosas raíces (en el caso de que nos lo tiñamos).
Cuidar nuestra piel. La piel de la cara es la que más suele estropearse ya que es la que está más expuesta a los factores medioambientales, por eso debemos prestarle una especial atención. Además de hidratarla día y noche con una crema adecuada (las hay bastante buenas y económicas en el mercado), y con un buen factor de protección, otra cosa importante es realizar una limpieza profunda a base de mascarillas exfoliantes que incluso pueden ser caseras, a base de papaya, azúcar y limón.
Cuidar nuestras manos: La piel de las manos es tan importante como el resto de nuestra piel. Es muy importante darle un cuidado muy especial a nuestras manos, ya que estas están expuestas a diferentes factores que las pueden afectar. Hidratar bien las manos y protegerlas del sol son la clave principal para conservarlas jóvenes.
Cuidar nuestro vestuario: No es necesario gastar fortunas en vestir para parecer más jóvenes, con tener un buen fondo de armario a base de prendas que sean modernas, adecuadas a nuestra figura y de colores neutros combinados con toques de color, y un calzado variado, pero elegante y cómodo. Así nuestra imagen se verá impecable.
Crema hidratante: Si eres de las que no usa crema hidratante para la piel y especialmente para el rostro, te asombrarás al ver la gran diferencia que puede marcar el uso de este producto. No hace falta invertir grandes sumas de dinero en productos costosos que prometen mantener el colágeno y la firmeza de la piel. Una simple crema hidratante puede ser la clave para reducir la resequedad y prevenir la aparición temprana de arrugas. De hecho, puedes preparar en casa tus propias cremas hidratantes con ingredientes caseros.
Exfolia tu piel a menudo: Eliminar las células muertas de todo el cuerpo, al menos tres veces por semana, marcará la diferencia en tu piel. Al deshacerte de las imperfecciones, se estimula la regeneración de las células. La elasticidad será sólo una de las múltiples consecuencias.