La facilidad de acceso a las nuevas tecnologías tiene la contrapartida de generar consecuencias, algunas veces difíciles de controlar.
¿Te has preguntado cuánto tiempo dedicamos a conectarnos a Internet?, ¿cuánto tiempo frente a una computadora pasan nuestros hijos? ¿cuánto es lo deseable? y, la más difícil de responder: ¿cómo revertir los excesos?
Algunas de las consecuencias de pasar un tiempo excesivo conectado a Internet, ya sea jugando, navegando, participando en redes sociales son la disminución de la concentración, la depresión, las dificultades de relación e interacción con el mundo real, el insomnio o la irritabilidad.
Actualmente internet es parte de la vida de muchos niños, como fuente de información, entretenimiento y formación. Los padres podemos mirar a otro lado, dejarles solos en la red, delegar en el colegio esta tarea o participar con ellos en el aprendizaje y ser también protagonistas de esta parte del desarrollo de su vida.
Los estudios sugieren que algunos niños pueden experimentar problemas psicológicos como el aislamiento social, depresión, soledad, relacionados con su uso del ordenador. Casualmente (o quizá causalmente) las familias de estos niños y adolescentes se caracterizan por una presencia pasiva ante el uso de sus hijos del ordenador.
¿Qué debemos hacer los padres? ¿Controlar? ¿Vigilar? ¿Prohibir? Un padre tiene en sus manos la preciosa tarea de educar y guiar a su hijo. En ocasiones necesita poner límites, controlarle y vigilarle para que no se caiga a la piscina y se ahogue, para que no meta los dedos en el enchufe o para que no le atropellen porque cruza corriendo sin mirar.
Respecto a las nuevas tecnologías nos encontramos ante una situación similar. Para poder ayudarle mejor es necesario que conozcamos aspectos básicos de las redes sociales, cuentas de correo electrónico o chats. En los pueblos pequeños juegas en medio de la calle, pero no lo haces igual en la Diagonal de Barcelona ni en la Castellana de Madrid. ¿Dejarías a tus hijos solos en medio de la calle antes de que aprendan a manejarse? ¿Y en internet?
Los límites de la valla en torno la piscina, los límites en la hora de estar despierto, los límites en el número de onzas de chocolate que comen nuestros hijos ¿son manías o tienen un sentido? Lo ideal sería que los hijos supieran ya todos estos detalles, pero lo normal es que sea necesario enseñarles a nadar, a cuidarse o a comer con mesura y mientras, necesitamos poner límites para cuidarles.
Si un padre fija una hora de vuelta cuando su hijo queda el viernes por la tarde con sus amigos, y le aconseja dónde ir, en el mundo de las nuevas tecnologías podría hacer lo mismo, para enseñarle a armonizar esta actividad con el resto de sus ocupaciones, obligaciones e intereses.
Aunque más que la charla que le demos, lo que de verdad le llega es el ejemplo. Si ve que apagas la blackberry o el i-phone para estar en casa, que durante las comidas no atiendes a los SMS o los WhatsApp o si observa cómo empleas internet para actividades útiles (hacer la compra, mirar una información necesaria para otra actividad, leer noticias u otras) es probable que lo entienda mucho mejor.